Ves una foto plagada de likes y comentarios de tu cantante o actor favorito con una camiseta oversized que tanto sigue los patrones actuales de moda, de la marca y el color que te gustan y que, al menos a él o a ella, le sienta de maravilla. Instintivamente, te lanzas a pulsar el enlace que lleva a su compra. Shein, el Zara online chino, como le denominan, es un experto en estas artes.
Un patrón de conducta que acaba siguiendo la mayoría de usuarios de las redes sociales, donde proliferan cada vez más las publicaciones de bienes o servicios patrocinados a través de un personaje con notoriedad pública. O al menos, en el ámbito de las redes sociales. Porque seguidores significa la posibilidad de llegar a un mayor público, y esto es sinónimo de aumentar potencialmente las ventas.
Es el oficio de influencer. Como su propio nombre indica, influenciar a la gente. En este caso, a que adquiera algo. Y funciona. Instagram y TikTok, dos de las redes sociales más populares, cuentan con 2.000 y 1.200 millones de usuarios activos mensuales, respectivamente. De ellos, casi la mitad (un 49%) afirma que tras consumir este tipo de publicaciones se lanzan a realizar compras de forma “impulsiva”, según un estudio de Bankrate.
El marketing de redes sociales, la atracción sigilosa
"Esas inversiones a menudo pueden dañar nuestras finanzas más que beneficiar nuestras vidas en la forma en que pensamos que lo harían en las redes sociales", explica Sarah Foster, analista de Bankrate.com. El motivo responde a que el 64% de los usuarios de las redes sociales que realizaron una compra impulsiva de un anuncio se "arrepintieron" de al menos una compra.
La empresa neoyorquina de servicios financieros al consumidor también apunta en su documento que la clave del gancho de estas campañas de marketing es su atracción “sigilosa”. ¿Cómo? Aparte de los influencers, también suelen utilizar personas anónimas, que ofrecen cercanía y una sensación más terrenal, lo que propicia una mayor aproximación con el cliente.
Pero no solo tiene impacto en el aspecto económico, también en el psicológico. "Casi un tercio de los usuarios tienen más probabilidades de sentirse negativos sobre su situación financiera que sobre cualquier otro aspecto de sus vidas", indica el estudio.
Las consecuencias de las redes sociales
Estos efectos tienen su explicación en el funcionamiento de las redes sociales y su influencia en las mentes de sus usuarios. Porque cada publicación tiene distintos efectos según el receptor, y los jóvenes son los más afectados. Al haber crecido con ellas, de la mano de su proceso de consolidación de identidad personal a todos los niveles, se ven más damnificados. Según Bankrate, les hace ver “expectativas poco realistas”.
"El 47% de la generación Z y el 46 % de los 'millenials' informan que se sienten negativos acerca de su propia situación financiera, debido a la publicación en las redes sociales de otra persona, al igual que el 31% de la generación X y el 22% de los 'baby boomers' (aquellos entre 58 y 76 años)", indica el informe.
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