En España existen, actualmente, cerca de 2 millones de hogares compuestos por una persona adulta y uno o más menores (1.944.800). Un tipo de hogar especialmente expuesto al desempleo, a la exclusión y la pobreza. Bajo esa premisa, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco ha presentado el undécimo informe sobre empleo y familias monoparentales lideradas por una mujer (monomarentales), que pretende darles voz con el objetivo de conocer sus dificultades, necesidades y expectativas para desarrollar propuestas acordes y mejorar su situación sociolaboral.
Para ello, se han encuestado a 300 mujeres con responsabilidades familiares no compartidas, en situación de desempleo. Gracias a las mismas, se ha dibujado el perfil de las mujeres desempleadas al frente de estas familias: entre 37 y 45 años (38,9%), con estudios secundarios (40,5%), que lleva más de un año en paro (55,3%) y que se encuentra en alto riesgo de exclusión (el 75,7% se identifica con esta situación). Por su parte, un 15% cree que afronta más dificultades que la media, pero que no llega a estar en riesgo de exclusión, mientras que un 9,3% no se identifica con ello.
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También se determinan los sectores en las que más buscan empleo, que son posiciones administrativas en el sector servicios (34,6%), hostelería (30,6%), logística y transporte (28%), limpieza (22,6%), profesiones cualificadas (como contable u abogada, 14,6%) y comunicación y marketing (12%). Desgranadas sus características, toca definirlos: son hogares que “soportan una intensa presión financiera y emocional, que puede derivar en aislamiento y en mayores dificultades para compatibilizar su vida familiar, social y profesional”, lo que incrementa la pobreza y la exclusión, describe el estudio.
Un 30,9% perdió su empleo en pandemia y sigue desempleada
Casi un tercio de las mujeres encuestadas, un 30,9%, perdió su empleo en la pandemia y aún no ha logrado reinsertarse en el mercado laboral. La pandemia, por un lado, supuso el cierre de más de 200.000 empresas en 2020 y dejó otras muchas en estado crítico. Pero. además, supuso un cambio en la demanda laboral, llevando ciertos empleos a la obsolescencia y planteando la necesidad de adquirir competencias diferentes, especialmente en el ámbito digital.
Las personas que, en este contexto, tenían una vinculación más frágil con el mercado laboral, como es el caso de muchas familias monomarentales, fueron las primeras en perder su trabajo.
Dificultades para llegar a fin de mes y afrontar gastos básicos
La consecuencia más visible de estas mujeres al frente de familias monoparentales, como desempleadas de larga duración, es la dificultad para llegar a fin de mes (96,6% de las encuestadas) y la capacidad para afrontar gastos esenciales. En concreto, un 68,3% termina el mes con mucha dificultad; un 18,3% lo hace con dificultad y un 10% con cierta dificultad.
Ante este escenario, el 74,1% ha recortado gastos esenciales ante las dificultades económicas que plantea su situación laboral, agravadas ahora por la inflación. Los gastos más difíciles de asumir son, según las encuestadas, la vivienda (alquiler o hipoteca; 65,7%) los suministros (58,3%), la educación de sus hijos (40,6%), la alimentación (33,2%) y la ropa (20,3%).
Dificultades en la búsqueda de empleo
El 75,2% de las mujeres encuestadas consideraba que su condición de madre soltera suponía un impedimento a la hora de encontrar trabajo. Estas fueron las principales dificultades que se detectaron y que afectan a su situación laboral:
- Ausencia de redes de apoyo. Son esenciales para compatibilizar su carrera con el cuidado de sus hijos, obteniendo la flexibilidad necesaria, y para reducir la carga emocional. Cuatro de cada 10 encuestadas (40%) no dispone de estas redes y tiene que asumir en solitario todas las responsabilidades familiares.
- Dificultades para encontrar una jornada que se adapte a su situación familiar, así como insuficientes medidas de conciliación. La mayoría de las encuestadas (65,7%) no encuentra una ocupación que se adapte a sus necesidades, ya sea porque busca un empleo a tiempo parcial y solo encuentra jornadas completas (el 85% de los casos) o viceversa (15%). Algunas de las iniciativas más demandas por las encuestadas son la flexibilidad espacial y temporal, el teletrabajo o la mayor empatía por parte de las personas que lideran equipos.
- Discriminación laboral. Los estereotipos de género, así como los relacionados con la maternidad, siguen arraigados en el pensamiento colectivo, presuponiendo que las mujeres con responsabilidades familiares no compartidas son menos productivas, al estar centradas en el cuidado de sus hijos. El 64,2% de las encuestadas declara haber sentido este tipo de discriminación laboral en algún momento de su vida.
- Preguntas personales en las entrevistas de trabajo. El artículo 16 de la Ley de infracciones y sanciones recoge, en su tercer apartado, que “solicitar datos de carácter personal en los procesos de selección que constituyan discriminaciones para el acceso al empleo por motivos de sexo, origen, incluido el racial o étnico, edad, estado civil, discapacidad, religión o convicciones, opinión política, orientación sexual, etc.”, se considera una sanción muy grave. A pesar de ello, el 57,1% de las encuestadas declara que estos temas se han tocado de algún modo u otro en las entrevistas de trabajo.
- “La generación de la llave” o el riesgo de ejercer una maternidad ausente. El concepto de “generación de la llave” surgió en los años 90 y designa aquellas situaciones en las que los menores, al salir del colegio, tienen la llave de su casa y regresan sin nadie esperándoles, debido a las largas e inflexibles jornadas de trabajo de sus progenitores. Casi la mitad de las encuestadas (47,3%) admite que se ha visto abocada a esta situación en algún momento de su carrera profesional.
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Principales medidas a adoptar
Se han aprobado nuevas medidas en materia de conciliación, como los permisos laborales rescatados de la Ley de Familias, o la ampliación del grupo de beneficiarios de la adaptación de jornada. Sin embargo, el 100% de las encuestadas consideradas que son insuficientes para compatibilizar la maternidad en solitario con el desarrollo de una carrera profesional.
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Sobre las medidas que se deberían adoptar, el 99% cree que los horarios deberían flexibilizarse más; el 90,3% incrementaría los días de permiso retribuido para situaciones de emergencia relacionadas con los hijos; el 85,4% instauraría el teletrabajo no ocasional; el 33,2% habilitaría guarderías en el lugar de trabajo; y el 25,7% apostaría por entornos laborales cuyos líderes tengan más empatía, generando redes de apoyo para manejar el estrés adicional que conlleva liderar una familia en solitario.
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