Enviar correos subidos de tono a sus compañeros de trabajo, le ha salido caro al capataz de una prisión francesa cuyo despido ha sido validado por la justicia, tras ser acusado de enviar repetidos correos electrónicos con contenido sexual a varios miembros de su equipo de trabajo. Lo que el trabajador calificó como una broma fue considerado por los jueces una conducta ofensiva y que atentaba contra la dignidad de sus compañeras, y su despido fue confirmado sin derecho a indemnización ni compensación alguna.
Según recogen desde el medio francés ‘Le Figaro’, el trabajador, que era responsable de dirigir talleres dentro de la prisión, envió en 2018 un correo electrónico a varios empleados, incluidas dos mujeres, con fotos de mujeres en traje de baño y el comentario, “hoy es el Día del Hombre… Mujeres en topless”. Apenas cuatro minutos después, reiteró el envío a sus compañeras informándoles de un supuesto cambio en su firma de correo electrónico que mostraba una imagen de una mujer con ropa reveladora.
Un poco más tarde, ese mismo año, volvió a usar el correo corporativo para sugerir que todos deberían “adoptar poses más sensuales durante las reuniones”. Lo que para él era una broma, para el resto de empleados, se convirtió rápidamente en una amenaza constante de comentarios lascivos, que más tarde el tribunal describiría como “deliberados y cuidadosamente elaborados, por lo tanto, premeditados”.
Una empleada se cansa de la situación y presenta pruebas a la dirección de la cárcel
Durante meses, la única mujer del equipo soportó el acoso por correo, hasta que finalmente en agosto y de nuevo en septiembre de 2018 aportó la documentación a la gerencia de la prisión. Fue entonces cuando el empleador decidió iniciar un procedimiento disciplinario.
El capataz fue citado a una audiencia a finales de septiembre y, en noviembre de 2018, fue despedido por una causa considerada legítima y grave, aunque impugnó su despido alegando que se trataba de bromas, que la conducta estaba prescrita y que su superior había tolerado durante mucho tiempo mensajes similares, incluso participando él mismo en envíos de contenido pornográfico.
El tribunal de apelación analizó el argumento de que el superior también participase en el envío de contenido sexual a través del correo corporativo. Este había enviado previamente imágenes pornográficas y un “calendario de Adviento” con fotografías de escenas del Kama Sutra a su equipo en diciembre de 2017. Este hecho, lejos de eximir al acusado, fue interpretado por los jueces como una forma de tolerancia que impidió que la empresa fuera informada antes de los hechos denunciados.
El tribunal sostuvo que esa tolerancia del superior no podía justificarse como permiso tácito para enviar correos ofensivos, y que el nivel y el contenido de los mensajes estaban claramente fuera de los límites de lo aceptable en el entorno laboral.
El supervisor de los talleres alegó que no tenía intención de ofender y que todo el equipo bromeaba de la misma manera, pero la justicia rechazó estos argumentos señalando que los mensajes atentaban contra la dignidad de la única mujer del grupo y creaban un ambiente ofensivo y potencialmente intimidante.
Finalmente, en junio de 2023 los jueces confirmaron el despido disciplinario y no se le otorgó al trabajador ninguna indemnización.
El abogado laboralista Roman Guichard, explicó, según recogen desde el medio, que este caso refleja una evolución clara en la jurisprudencia y es que “el humor ya no puede utilizarse como pretexto para difundir comentarios vejatorios u ofensivos, especialmente de carácter sexual. Recibir contenidos de ese tipo puede constituir una forma de violencia psicológica”