Tiempos convulsos para llenar la cesta de la compra, el depósito del coche o encender la calefacción en España. El precio de los productos básicos se dispara debido a la alta tasa de inflación, que alcanza el 7,4% en febrero, esto es, toca su mayor nivel en 33 años. En concreto, se trata del nivel más alto desde julio de 1989.
A este respecto, destacar que las subidas más fuertes se traducen en los encarecimientos de alimentos, bebidas no alcohólicas y carburantes. Los datos han sido publicados hoy mismo por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que a su vez reflejan la decimocuarta tasa anual positiva del Índice de Precios al Consumo (IPC) de 1,2 puntos sobre el nivel marcado el pasado mes de enero. Sin embargo, no parece que sea algo que pille por sorpresa a los residentes de nuestro país que ven desde hace meses como sube de forma imparable gastos del día a día, como puede ser echar gasolina, llegando a los 1,60 euros por cada litro.
Otra situación que se refleja de igual forma en el coste de la electricidad, marcando récords históricos y que ha dado como consecuencia la ya conocida como "pobreza energética". De hecho, este lunes dice adiós al mes en 277 euros el megavatio hora, su precio más alto en lo que va de año. Es más, la invasión rusa a Ucrania en los últimos cinco días eleva las incertidumbres por su impacto en la energía y en el crudo. Pero aún queda un resquicio de esperanza. El Banco Central Europeo señala que la inflación es transitoria y apuesta porque los precios de la energía se estabilizarán en los próximos meses.
¿Por qué no dejan de subir los precios de los productos básicos?
Esta variación de precios al alza durante el último mes se está viendo impulsada por el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania, así como las enormes consecuencias económicas que afectan no solo a estos dos países, si no también a los mercados de todo el mundo. De hecho, las bolsas internacionales, incluído el IBEX-35 de la Bolsa de Madrid, están sufriendo fuertes caídas.
Pero vayamos un paso más allá de las tensiones políticas que además se suma a la crisis sanitaria a raíz de la pandemia. En términos macroeconómicos, la inflación obedece a la ley de la oferta y la demanda. Si la demanda de bienes excede la capacidad de producción o importación de bienes, como es el caso del gas ruso o el petróleo, los precios tienden a aumentar.
La inflación subyacente
Cambiando de tercio, en lo que se refiere a la estimación de la inflación subyacente, es decir, el indicador que sirve para medir la volatilidad de la variación de precios a corto plazo con respecto al índice energético (gasolina, gas, electricidad) y el de alimentos no elaborados -frutas y verduras- así como de medicinas, enseñanza, transporte, menaje doméstico, comunicaciones, hoteles, cafés y restaurantes-, el INE recoge un aumento de seis décimas, hasta el 3%, algo más de cuatro puntos por debajo de la tasa del IPC general.
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