El Gobierno de España aprobó en Consejo de Ministros el Real Decreto-ley 16/2025, por el que, entre otras medidas, se aprueba la subida de las pensiones para 2026. La norma recoge que, a partir del 1 de enero de 2026, todas las pensiones contributivas subirán un 2,7%, las mínimas un 7% y las mínimas con cónyuge a cargo y las pensiones de viudedad mínimas con cargas familiares un 11,4%. A pesar de la buena noticia que es, que suban las pensiones y más aun las más vulnerables, puede que esta medida no salga a la luz, algo que, si bien recordamos, ya paso “a medias” el año pasado.
Recordemos que el año pasado el Gobierno liderado por Pedro Sánchez también aprobó una subida parecida, en la que las pensiones contributivas se revalorizaron un 2,8% y las mínimas entre un 6% y un 9,1%, algo que se llevó a cabo a través del Real Decreto-Ley 9/2024, conocido por recibir el nombre de “ómnibus”. ¿Qué fue lo que pasó? Pues que al llevar el decreto al Congreso de los Diputados, este fue tumbado, lo que obligó al Gobierno a volver a negociar de forma exprés, para poder sacar adelante la subida de las pensiones, ya que de lo contrario, el Ejecutivo se vería obligado a congelar las pensiones.
Ahora, con la nueva subida aprobada para 2026, son muchos los pensionistas que se preguntan si esa subida puede ser suspendida o si en el que caso de que esta sea derogada, estos tengan que devolver lo cobrado de más en enero.
¿Pueden congelar las pensiones?
La respuesta corta es que sí, es una posibilidad, pero la voluntad del Gobierno es que esa subida se haga efectiva. Lo que hay que saber es que ahora mismo la subida está aprobada y en vigor, tal y como regula al Real Decreto-ley 16/2025, lo que asegura que en la nómina de enero los pensionistas verán reflejado ese aumento del 2,7% y para las mínimas una subida mayor. Ahora, cabe la posibilidad de que el Congreso tumbe el Real Decreto, ya que dentro de esa subida hay otras medidas, que no comparte la oposición, por lo que la subida no está garantizada al 100% para los meses siguientes.
Al haber utilizado la fórmula del decreto ley por la vía de urgencia, la norma tiene una vigencia inmediata pero provisional, en la que debe ser convalidada por el Congreso de los Diputados en el plazo máximo de 30 días. Si los grupos parlamentarios votan en contra (como ya sucedió con el decreto del año pasado), la norma quedaría derogada.
¿Qué significaría esto? Pues que la base legal que sustenta la revalorización desaparecería. En ese escenario, el Gobierno se vería obligado a actuar a contrarreloj para aprobar un nuevo decreto específico que “salve” la subida antes de la siguiente nómina. De no lograrse un acuerdo a tiempo, las pensiones podrían volver técnicamente a las cuantías de 2025, produciéndose una “congelación” de facto en febrero hasta que se solucione el entuerto político.
¿Tendrían los pensionistas que devolver el dinero si la subida finalmente no se aprueba?
Esa es otra de las grandes preguntas que rondaría la cabeza de los pensionistas, pero la respuesta es que no. Esto es así ya que si recordamos lo que ocurrió el año pasado, el cobro de la nómina de enero con la subida incluida es un derecho adquirido mientras la norma esté vigente. Recordemos que un Real Decreto-ley despliega todos sus efectos jurídicos desde el momento de su entrada en vigor (en este caso, el 1 de enero de 2026) hasta que el Congreso decida si lo convalidada o lo deroga.
Por tanto, si la Tesorería General de la Seguridad Social abona las pensiones con el aumento del 2,7% mientras el decreto es válido, ese pago es completamente legal y el dinero ya es del pensionista. No habría que devolver ni un céntimo de lo cobrado en esa primera nómina.
El verdadero problema vendría después. Si el decreto no recibe la luz verde de la Cámara Baja, la norma dejaría de existir a partir de ese momento. Esto provocaría que, de cara a la nómina de febrero, la cuantía de la pensión volviera automáticamente a los niveles de 2025, perdiéndose la subida para los meses sucesivos hasta que el Gobierno lograra aprobar una nueva ley. En otras palabras, lo cobrado, cobrado está, pero el futuro quedaría en el aire.