Las viviendas que tengan una etiqueta energética ineficiente tendrán que destinar entre 10.000 y 20.000 euros a mejorarla. Esta optimización de la eficiencia energética está avalada por una ley de la Unión Europea (UE), como asegura un estudio del Observatorio del Alquiler de Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), tomando como referencia los datos de la Sociedad de Tasación.
La norma establece que el consumo energético debe reducirse un 16% hasta 2023 y entre el 20% y el 22% para 2035. Uno de los objetivos, explica el documento que cita Europa Press, es el de que el 55% de la reducción de este gasto venga de la renovación del 43% de los edificios menos eficientes de modo que se han cifrado estas reformas con cantidades que podrían llegar a los 22.000 euros.
A día de hoy, en España sólo el 16,2% de las viviendas alquiladas tienen una calificación energética eficiente (A, B, C o D) y el 83,8% de las restantes, una considerada ineficiente. De estas, el 62% están en la etiqueta E, que se podría mejorar y el 21,5% tiene una F o G, que son las menos eficientes y más necesarias de obras de rehabilitación.
Ahorrar hasta un 35% en las facturas
La factura energética podría bajar hasta en un 35%, pasando de una vivienda con etiqueta E (poca eficiencia energética) a una C (eficiente). Y conseguir esto podría suponer, además de cumplir con la norma, que el propietario de la casa pague menos en gastos de luz, entre otras cosas.
Un hogar con la etiqueta E tiene un gasto más elevado, según se desprende de las conclusiones del estudio, con una media de 1.483 euros al año y el gasto en energía caería a 971 euros con etiqueta C.
La diferencia puede llegar hasta los 1.000 euros cuando se realiza una comparativa entre el desembolso medio anual entre una casa con etiqueta A que paga 661 euros y uno con etiqueta G (1.658 euros).
“Mejorar la sostenibilidad de los edificios para que sea más eficiente”
Este estudio que ha realizado Alquiler Seguro y la URJC destaca que una vivienda con calificación E podría rebajar su consumo hasta el 35% estableciendo la demanda conjunta tanto de calefacción como de refrigeración en un bloque. Eso supondría invertir 9.900 euros. Y el consumo de energía primaria mejoraría entre el 30 y el 45%.
En los casos en que se pretenda llegar a reducir el consumo de energía entre el 45% y el 60%, cada vivienda debería tener un presupuesto estimado a este fin de 14.000 euros, y para conseguir bajar el consumo de energía primaria no renovable en más del 60% esta inversión es de 22.000 euros.
“Los tres escenarios permitirán mejorar la sostenibilidad del edificio para hacerlo más eficiente y alinearlo con los requerimientos de la Unión Europea, que se han solicitado a todos los países”, se marca en el estudio.
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