La inflación europea se encamina a tocar el ansiado nivel del 2%, desencadenando especulaciones entre los inversores sobre el momento en que el Banco Central Europeo (BCE) optará por reducir las tasas de interés. Los inversores más cautelosos apuntan a una primera subida en julio de 2024, mientras que hay analistas que sugieren que Christine Lagarde podría no resistir la presión económica de los países de la eurozona al borde de la recesión, o incluso inmersos en un crecimiento negativo, apostando así por ajustes al alza mucho antes de lo previsto.
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Esta anticipación del mercado plantea un desafío adicional para la transmisión efectiva de la política monetaria del BCE. La especulación temprana de los inversores flexibiliza las condiciones financieras más allá de los niveles deseados, impidiendo que la inflación alcance su potencial completo. Desde Frankfurt, la sede del BCE, se emiten señales claras de la determinación de evitar esta situación a toda costa, considerándola un mensaje equívoco con consecuencias negativas para las expectativas de inflación, el mercado crediticio y los precios en general.
Alemania prevé que se extienda el duro contexto financiero
Pierre Wunsch, el líder del banco nacional belga y conocido por su enfoque cauteloso, advierte sobre la posibilidad de un aumento en los costos de endeudamiento si las apuestas de los inversores a favor de una flexibilización monetaria socavan la postura política de la institución. Aunque, a primera vista, los tipos de interés no deberían subir ni en diciembre ni en enero, Wunsch lanza una advertencia clara al mercado al afirmar que "las apuestas corren el riesgo de provocar subidas".
En una posición más moderada pero en la misma línea, el presidente del Bundesbank alemán ya había dejado entrever esta perspectiva. En declaraciones recientes, mencionó que "los costos de financiación tendrán que mantenerse en un nivel elevado por un período de tiempo considerable", aunque reconoció la dificultad de prever la duración exacta de dicho período.
Joachim Nagel, por su parte, desacredita las apuestas por movimientos en abril, sugiriendo que ni siquiera está claro si el BCE ha alcanzado el nivel máximo de tasas de interés. Alerta sobre la posibilidad de que el aumento de los precios al consumo, actualmente en el 2.9%, sea afectado por nuevas perturbaciones geopolíticas. La reticencia del BCE en reducir las tasas podría perjudicar a los gobiernos más endeudados de la eurozona, que enfrentarían mayores primas por sus bonos y encontrarían más difícil obtener financiamiento en los mercados.
La valoración bursátil de los bancos, a la baja
En otra vertiente, un informe preliminar sobre Estabilidad Financiera destaca la baja valoración en bolsa de los bancos de la eurozona, motivada por las primas de riesgo exigidas por los accionistas y los impuestos previstos en algunos países. España, como uno de los receptores de este mensaje, ha anunciado la implementación de políticas fiscales que han captado la atención del BCE.
Los cálculos del BCE indican que, entre marzo y diciembre de 2022, el precio de las acciones de los bancos de la eurozona experimentó un aumento del 18% desde los mínimos alcanzados después del inicio de la guerra ruso-ucraniana. Sin embargo, la prima de riesgo de las acciones se disparó en marzo de 2023, durante las tensiones bancarias en Estados Unidos y Suiza, y continuó creciendo a pesar de la disminución de las tensiones.
En la actualidad, el valor en bolsa de los bancos de la eurozona apenas supera el nivel pre-pandémico, lo que, considerando el aumento de la rentabilidad de los bancos, sugiere una creciente incertidumbre sobre la sostenibilidad de sus beneficios a largo plazo. Esta situación los vuelve más susceptibles a operaciones hostiles y dificulta la obtención de préstamos para la economía real, así como el aumento de capital en un momento en el que la liquidez del crédito y la provisión de reservas se encuentran entre las principales prioridades de gestión.
Además, el BCE expresa su preocupación por la incertidumbre en torno a las perspectivas de beneficios de los bancos y la calidad de sus activos y dividendos, especialmente después de que algunos países anunciaran impuestos más altos a los bancos. En términos a largo plazo, este escenario podría afectar adversamente la estabilidad financiera al obstaculizar las ampliaciones de capital de los bancos.
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