Dónde poner una casa prefabricada es una de las cuestiones a resolver para los potenciales usuarios de este tipo de vivienda que ha llegado para quedarse. De alternativa novedosa a realidad, la pandemia de coronavirus y su legado a invitar a replantearse no solo el qué del actual estilo de vida si no el dónde ha acabado de poner su demanda casi a la altura de las viviendas tradicionales.
El por qué de su moda responde a su reducido precio de oferta, sus ventajas energéticas tanto para la economía de sus inquilinos como para el medioambiente, su reducido tiempo de fabricación e instalación, así como la posibilidad de participar en el proceso de diseño eligiendo materiales como acero, madera u hormigón y sus acabados o la opción, incluso, de elegir extras como placas solares, terraza, trastero o piscina.
Sin embargo, por muchas ventajas que ofrezca, frecuentemente se obvia algo tan importante cómo el terreno. ¿Dónde construir y montar mi casa prefabricada? Porque hay que recordar que, a pesar de ser una alternativa al hogar tradicional, continúa siendo una vivienda y el sitio donde ubicarla, incluso siendo móvil, debe cumplir unos requisitos.
¿Cómo tiene que ser el terreno de una casa prefabricada?
Como se ha dicho, lo del chollo de las casas prefabricadas hay que cogerlo con pinzas. La mayoría de las grandes ofertas que ofrecen comparados a una casa clásica incluyen el precio únicamente del coste de fabricar, transportar e instalar la vivienda, pero no así el de otros aspectos como la hipoteca u otros métodos de financiación, el seguro del hogar u otras licencias o trámites como la ubicación. El terreno, y su ubicación, también hay que pagarlo.
Por tanto, lo primero es que ese terreno sea legal. De lo contrario, nos exponemos no solo a una posible multa, si no a la posibilidad de tener que cambiar la ubicación de la vivienda, con sus correspondientes gastos, que no son pocos. Una vez escogido, habrá entonces que consultar la ficha urbanística de ese sitio para saber si es urbanizable, qué y cómo podemos construir. Hay que tener permisos. Una opción que recomiendan los expertos es solicitar, además, un informe físico y legal de tu parcela a una empresa especializada.
Posteriormente, a pesar de que existir la opción de convertirla en energéticamente autónoma, se deberá tener en cuanta el poder tener acceso a lo imprescindible para el día. Sobre todo a servicios básicos como la electricidad, gas, agua o la red de alcantarillado.
¿Qué hay que tener en cuenta para elegir el terreno de una casa prefabricada?
Precio del m2: Importantísimo. Determinará nuestro presupuesto. No hay que olvidar que suele ser más caro el terreno que la casa en sí. Variará, obviamente, según la zona. También, tener en cuenta que donde se va a montar debe ser más grande que la propia casa. Generalmente, el terreno debe superar el 20% de lo que ocupa la vivienda. Habrá que tener en cuenta que, al ser modulares, este tipo de viviendas puede ver aumentado su tamaño, por lo que será mejor pecar de generosidad en cuanto a metros.
Accesibilidad: además de la propia relativa a las necesidades vitales del día a día, será importante que tenga fácil acceso a su ubicación. Tanto para los inquilinos como para los operarios del proceso de ensamblaje e instalación de los materiales de la vivienda prefabricada y su maquinaria.
Tipo físico de terreno: Básicamente, que soporte la vivienda correctamente. Ello sin tener que construir previamente una estructura de anclaje. Es decir, que haya también que hacer cimientos que incrementarían aún más el precio o incluso adaptarla por posibles desniveles en el terreno.
Arquitectura bioclimática: adaptar los materiales de la casa al tipo de terreno y el clima de la ubicación. Conviene conocer el tiempo que suele hacer, las casas, si las hubiera, que hay alrededor y la intensidad y la procedencia de los vientos. También hay que valorar otros aspectos como la orientación para exprimir al máximo la iluminación o la asolación, lo que reducirá el gasto energético.
Terreno rústico o urbano: ubicar la vivienda en terreno rural o en un terreno planeado a corto, mediano o largo plazo para uso residencial como el urbano influye. Para empezar, en el precio. Los terrenos urbanos, que se rigen por el Plan General del Municipio que contiene la parcela y que se deberá cumplir independientemente de la vivienda, poseen precios bastante más altos en comparación con los rústicos. Aunque estos últimos llevan aparejados otros costes como cumplir que sean eficientes y sostenibles ecológicamente con el entorno que les rodea. Todo ello sin contar con que la superficie mínima rústica suele ser de 10.000 m2.
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