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Varios jubilados mayores de 100 años: “La gente tenía más hambre que la mar…, en mi boda saltaron por las mesas porque había mucha hambre”

Tres centenarios andaluces cuentan todo lo que tenían que trabajar y el hambre que pasaron en la época de posguerra.

una jubilada centenaria en el programa
Soledad Domínguez (“Sole”) |Canal Sur - Youtube
Antonio Montoya
Fecha de actualización:
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“Han superado guerras, posguerra, hambre, necesidad…”, dice la voz en off del programa ‘Centenarios’ (Canal Sur) mientras salen fotos de otra época que ya pocos recuerdan. En el Programa 2 de la serie ‘Centenarios’, entrevistan a 3 jubilados de más de 100 años que cuentan el hambre que pasaron o todo lo que tuvieron que trabajar en época de posguerra, así como anécdotas curiosas de aquella época como que las mujeres no podían salir de casa para trabajar o cómo se comportaba la gente en una boda. 

Soledad, María Inés y Pedro vivieron un siglo entero a golpe de madrugones, escasez y esfuerzo. En su vocabulario, “empleo” significaba sobrevivir, y “descanso” era un lujo que pocos conocían. Sin duda, estos centenarios andaluces representan la voz de la experiencia, por eso han decidido mostrar en este documental lo diferente que eran sus vidas cuando eran jóvenes a las de los jóvenes actuales.

“Yo era carnicera… mi madre tenía otra; las dos éramos carniceras”

En Sevilla, Soledad Domínguez (“Sole”) recuerda su vida detrás del mostrador, en los años de las cartillas de racionamiento. “Yo era carnicera… mi madre tenía otra carnicería que estaba al lado; las dos éramos carniceras”, dice mientras se ríe con un brillo de orgullo. En aquellos años se aprovechaba todo: la imaginación suplía la falta de comida y el hambre se combatía con ingenio. “La gente tenía más hambre que la mar; en mi boda saltaron por las mesas porque había mucha hambre”, rememora.

Trabajar desde joven era la norma y la independencia, una excepción. “Para esa época, una mujer con negocio era una mujer adelantada a su tiempo”, comenta su hija, que la acompaña en el programa. No solo trabajó: a los 60 años sacó el carné de conducir y se compró un 600, desafiando los roles de una época que no acostumbraba a ver a las mujeres al volante. “Ella no tiene estrés, come de todo…”, explica su familia. Y cuando le preguntan cómo se ve, responde sin dudar: “Yo vieja no me veo”.

“Dos arrobas en la cabeza y cinco kilómetros andando”

En Los Barrios (Cádiz), María Inés, con 105 años, recuerda los años del carbón y las caminatas sin reloj. “Tu madre llevaba en la cabeza dos arrobas… cinco o seis kilómetros”, le dicen. Ella asiente: “Eso era miseria todo”. La frase resume una vida entera de necesidad. “Trabajar en el campo, coger poleo, recoger lo que hubiera”, añade.

El recuerdo del hambre le atraviesa el gesto. “Mi madre le daba de comer a todo el mundo… sacaba los platos del cocido y se los daba”, explica su hijo. Durante la guerra, perdió a su marido. “Mandaron una carta para que se presentara… y a los 40 días lo mataron”, dice sin dramatismo, con la serenidad de quien aprendió a no derrumbarse. Y cuando le preguntan cómo siguió adelante, responde con la filosofía de toda una generación: “Tiene que mirar para adelante”.

“En 1935, a buscar trabajo”: la vida en el campo de Pedro

En Córdoba, Pedro, nacido en 1920, repasa su vida con precisión de jornal. “En 1935, en busca de trabajo”, recuerda. Con apenas quince años, se marchó con su familia a trabajar la tierra: “Rendemos treinta y tantas fanegas de remolacha, trigo, cebada”. No había tractores ni maquinaria: “Un par de mulos blancos, con buen arao y buenas manos”.

Pedro no conoció la palabra descanso. “A él no le gustaban las verbenas, nada más que trabajar”, dice su hija. Regaba de noche, se tumbaba en el surco y despertaba cuando el agua le tocaba los pies: “Ya se ha terminado de regar”.

Su medicina, como su vida, viene del campo: “Yo comía cebolla, ajos crudos… esta es la mejor medicina que hay”, cuenta mientras se unta aceite “como crema por todo el cuerpo”. La familia se ríe, pero lo confirma: “El campo algo ha tenido que ver en cómo está”.

Sirenas, hambre y cartilla de racionamiento: así vivían la posguerra

Ana, la conocida como “Ana la monja”, tiene más de 90 años y aún va a clase. Pero antes de los cuadernos vinieron las sirenas. “Cuando llegamos a Huelva era todo por la cartilla… había cola hasta para comprar algarroba”, dice. “Tocaba la sirena y nos íbamos a los refugios; cuando salías no sabías si tu casa estaba en pie”.

Como muchas mujeres de su tiempo, trabajó cuidando, limpiando y ayudando, sin horario ni contrato. A los 88 años decidió volver a estudiar: “Lo que sabe no ocupa lugar”, repite, sonriendo, con los deberes sobre la mesa. La misma disciplina que un día la llevó al convento la mantiene ahora entre libros y risas.

De la infancia sin juegos a una jubilación que llegó tarde

Entre SoleMaría InésPedro se dibuja el mapa de una generación que levantó Andalucía a base de sacrificio. Todos empezaron muy jóvenes: “Quince años tenía yo”, recuerda Pedro. “Yo era carnicera”, dice Sole. “Dos arrobas… cinco o seis kilómetros”, añade María Inés.

El trabajo no era elección, era destino. En las casas se cosía la ropa para volver a ponérsela; en los cortijos se madrugaba antes que el sol; y en los pueblos se compartía lo poco que había. El estudio, si llegaba, era tarde y casi milagroso. “Ahora la vida es otra cosa… los jóvenes tienen otro sistema de disfrutar”, reflexiona Pedro, con una mezcla de alivio y orgullo.

La jubilación, para ellos, no fue un derecho administrativo, sino una conquista de resistencia. Primero fue sobrevivir trabajando, después vivir lo suficiente para contarlo. Sole lo resume cuando se mira al espejo: “Yo vieja no me veo”. María Inés, cuando aconseja: “Mira para adelante”. Pedro, cuando se frota las manos y repite: “Buenas manos”.

Entre risas, lágrimas y un siglo de historias, estos centenarios andaluces recuerdan lo esencial: trabajar con dignidad, compartir lo poco, ahorrar cuando se pueda y no dejar de aprender nunca. Lo que nosotros llamamos carrera laboral, ellos lo llamaron simplemente salir adelante.