Ante la precariedad laboral y la falta de expectativas, muchos jóvenes españoles vuelven a mirar al extranjero como una posible salida laboral. La experiencia de quienes lo hicieron décadas atrás aportan una mirada realista sobre lo que supone marcharse de España en busca de horizontes nuevos.
Elvira, jubilada de 69 años, que pasó buena parte de su vida (personal y laboral) en otros países europeos, como Alemania, Francia, Inglaterra, o países sudamericanos, como Perú, pertenece a esa generación que cruzó fronteras por necesidad y curiosidad a partes iguales.
En una entrevista para NoticiasTrabajo, la pensionista lanza un mensaje claro a las nuevas generaciones y anima a los jóvenes a salir de España y conocer otras realidades. “Primero aprendes idiomas, yo hablo alemán e inglés, y eso son como dos carreras universitarias”, explica. A su juicio, vivir fuera permite descubrir “otras sociedades, otras gentes y otros sistemas”, una experiencia que, según dice, “te amplía la mente y la vista”.
Aprender a valorar la calidad de vida
Su reflexión trasciende el aprendizaje lingüístico o profesional. Tras haber pasado años en distintos entornos laborales y sociales, Elvira asegura que la experiencia de vivir fuera también transforma la manera de mirar lo cotidiano y enseña a valorar lo sencillo. “Te hace apreciar más lo que tienes”, afirma, “porque a lo mejor vuelves y, en lugar de comerte una trucha, te comes un tomate con aceite y te parece una maravilla”.
La jubilada compara también el modo de vida en el extranjero con el que encontró al regresar a España. Reconoce que aunque fuera los sueldos pueden ser más altos y se puede “cobrar 1.900 euros”, subraya que el dinero no lo es todo. Aunque “aquí cobras el salario mínimo”, añade que “no tienes que subirte a un tren y pasarte hora y media de ida y hora y media de vuelta. Allí te pasas tres o cuatro horas al día en el transporte público”.
La experiencia de Elvira refleja una lección que muchos de su generación comparten: emigrar no solo abre puertas laborales, también cambia la forma de entender la vida. Medio siglo después, su mensaje sigue vigente para los jóvenes que buscan fuera lo que a veces no encuentran aquí.