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Un inmigrante sin papeles obtiene un permiso de residencia tras denunciar a su casero por alojarlo en condiciones indignas

Vivía entre humedad, ratas y sin agua corriente y tras la denuncia una ley puesta en vigor en 2024 le permitió regularizar su situación.

Una habitación en malas condiciones
Una habitación en malas condiciones |Envato IA
Lucía Rodríguez Ayala
Fecha de actualización:
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Encontrar una vivienda en alquiler en buenas condiciones no es una tarea fácil, algo que se complica mucho más para aquellas personas que están en el país en situación irregular. En muchas ocasiones terminan alojándose en viviendas con condiciones precarias, como en el caso de este inmigrante marfileño sin papeles que durante años vivió en un “hotel” insalubre donde las ratas, la humedad y los cortes de agua eran parte del día a día, y que ha terminado consiguiendo un permiso de residencia por denunciar a su casero. 

Según informan desde el medio francés ‘Figaro Inmobilier’ este hombre, que residía en Marsella, trabajaba con un contrato indefinido en un restaurante y tras años sin papeles y viviendo en pésimas condiciones, decidió en noviembre de 2024 presentar una denuncia ante la policía. 

El inmueble fue objeto de una orden municipal por peligro inminente y el propietario, ya bajo investigación, fue enviado a prisión preventiva acusado de someter a personas vulnerables a condiciones de vida incompatibles con la dignidad humana. Ahora, el hombre vive en un estudio y ha recibido autorización para permanecer legalmente en el país.

Una denuncia por las malas condiciones de la vivienda le dio acceso al permiso de residencia

Conseguir el permiso de residencia en Francia ha sido posible para este hombre gracias a una ley que entró en vigor en el país vecino en enero de 2024. Según informa el medio, gracias a la misma, los extranjeros en situación irregular que denuncien a un propietario por alojarlos en condiciones indignas pueden acceder a un permiso temporal de residencia con la anotación “vida privada y familiar” durante un año.

En el caso de este marfileño, las condiciones en las que vivía eran extremas. Pagaba 300 euros al mes en efectivo, sin ningún tipo de contrato, por una habitación con baños inservibles, cortes constantes de agua y presencia habitual de roedores. A veces tenía que desplazarse durante 45 minutos para poder ducharse en casa de otra persona. Pero así  afirmaba que era “mejor que dormir en la calle”.

Casi nadie se acoge a esta ley por miedo

Pese a estar en vigor, esta medida legal apenas se aplica. Las asociaciones que trabajan con personas migrantes en el país aseguran que el miedo a acudir a la policía y la dependencia respecto al casero frenan muchas denuncias.

“Muchos no denuncian porque temen ser arrestados o porque su casero es la única persona que les ha dado un sitio donde vivir”, explicó Cyrille Guiraudou, de una asociación local de apoyo al derecho a la vivienda. Asegura que los inmigrantes sin papeles son especialmente vulnerables a los abusos y que los propietarios actúan con total impunidad.

“Si los inquilinos se quejan, mandan a alguien a asustarlos. No les queda otra que aguantar. Saben que fuera hay gente esperando su lugar”, relató una fuente cercana a estos casos, que prefiere mantenerse en el anonimato. “Hay un auténtico sistema mafioso con sensación de impunidad total por parte de los propietarios de tugurios”, añadió.

“Se pensaba que esta ley serviría para frenar los abusos, pero no está pasando nada. Y cuando conseguimos pruebas, es casi por la fuerza”, denunció Margot Bonis, abogada de la Red de Hostelería de Marsella.

El Ministerio del Interior ha asegurado en el medio que ha puesto en marcha programas de formación en la administración con el objetivo de aplicar correctamente esta nueva ley.