Durante más de 25 años, Pepe Millán estuvo trabajando como autónomo en el sector de la construcción. Tenía su propia empresa de áridos y, aunque el negocio se mantenía estable, la presión y la falta de conciliación le llevaron a replantearse su futuro profesional. A los 51 años, y con tres hijos de entre 9 y 11 años, decidió dar un giro a su vida laboral.
Su mujer ya se estaba preparando para el cuerpo superior de sistemas y tecnologías de la información de la Administración General del Estado (A1), y juntos vieron en las oposiciones una oportunidad para lograr estabilidad y mejorar la conciliación familiar.
“Llevaba toda la vida sin fines de semana, sin poder planificar nada. Con la Administración, por primera vez veía la posibilidad de tener vacaciones, fines de semana y tiempo con los míos”, recuerda Millán en la entrevista realizada por el canal Simplifica tus Opos.
“Me vi con tres hijos, trabajando y estudiando por las noches”
Pepe empezó su camino opositor en 2023, inicialmente con la oposición de Administrativo del Estado. Adquirió un temario general, pero pronto se dio cuenta de que el material era inabarcable. “Me parecía imposible de estudiar. Por las noches apenas podía dedicarle una hora o una hora y media, después de trabajar y atender a los niños”, explica.
Fue entonces cuando se preparó para el examen de Administrativo del Estado en apenas cuatro meses, quedándose muy cerca de aprobar. Aquella experiencia, sin embargo, le sirvió como base para su siguiente reto: las oposiciones de Administrativo de la Seguridad Social.
“Había visto que las plazas eran muchas y el temario me gustaba. Como autónomo había tenido mucho contacto con la Seguridad Social, sabía de jubilaciones, cotizaciones, bajas… No me sonaba a chino”, afirma.
“Empecé en enero y estudiaba entre dos y tres horas al día”
Pepe comenzó su preparación en enero de 2024, compaginando su trabajo como autónomo y el cuidado de sus hijos, ya que su mujer había sido destinada a Madrid. “Entre el trabajo, los clientes, los pagos y los niños, era difícil concentrarse. Había días que estudiaba dos horas, otras tres, y a veces menos”, comenta.
Durante los primeros meses siguió una rutina estricta: veía los vídeos explicativos, leía el temario y hacía los test. Su tiempo era limitado, pero su constancia fue clave. “No estudiaba muchas horas, pero lo hacía todos los días. Dos son más que una, y tres más que dos. Todo suma”, reflexiona.
Cuando su familia se mudó a Madrid en septiembre, Pepe aprovechó para cerrar su empresa y dedicar el último tramo exclusivamente al estudio. “En noviembre ya podía dedicarle entre seis y siete horas diarias. Fue cuando di el último empujón.”
“A veces menos es más”
Pepe destaca que su gran acierto fue elegir un sistema que se adaptaba a su realidad. “Probé otra academia en la que un tema eran 14 horas de clases grabadas. No podía dedicar tanto tiempo. En Simplifica tus Opos eran dos horas de vídeo al grano, sin interrupciones. Vais a lo importante, a lo que puede caer, sin divagar”, explica.
Su método se basaba en repasar constantemente y elaborar tarjetas-resumen con los temas más densos, como jubilaciones, incapacidades o el Ingreso Mínimo Vital. “A esos temas les di hasta tres vueltas. Sabía que iban a tener mucho peso en el examen”, comenta.
Durante la última fase, se centró en los simulacros y supuestos prácticos, que repitió varias veces: “Me sirvieron muchísimo. Los cálculos de jubilaciones o cotizaciones eran justo lo que más me ayudó a afrontar el examen real.”
“Tuve que cerrar mi negocio y estudiar al mismo tiempo”
Además del esfuerzo académico, Pepe tuvo que afrontar un proceso emocional y logístico complejo. “Estaba liquidando mi empresa después de 25 años. Tenía que atender proveedores, clientes, facturas, y a la vez preparar el examen. No piensas en ello en el momento, simplemente lo haces porque no hay otra opción”, recuerda.
Aun así, reconoce que estudiar mientras cerraba una etapa profesional tan larga fue difícil. “Mirando atrás me doy cuenta de lo que supuso. En su momento no lo pensaba, pero tenía encima una carga enorme.”
“El día del examen fui tranquilo: ya sabía cómo gestionar los nervios”
Tras meses de sacrificio, Pepe se presentó al examen el 30 de noviembre de 2024 en Madrid. Su estrategia estaba clara: “En el examen anterior de Administrativo del Estado perdí tiempo en la primera parte. Esta vez sabía que debía gestionarlo mejor. Ante la duda, pasaba la pregunta y seguía.”
La planificación funcionó. “En la primera parte tardé una hora, y aunque me dejé algunas en blanco, salí con buenas sensaciones. El supuesto práctico me pareció asequible y pude responder todo. Cuando salí del aula, sentí que había ido bien.”
Sus notas confirmaron esas sensaciones: 58,75 puntos sobre 70 en la parte teórica y 12,5 sobre 15 en el supuesto práctico. Una calificación sobresaliente que lo situó entre los mejores aspirantes de su promoción.
Para Pepe, aprobar unas oposiciones no es solo cuestión de saber el temario. “Hay que prepararse mentalmente. El examen hay que ensayarlo. Puedes saberte todo, pero si no sabes controlar los nervios o gestionar el tiempo, lo puedes perder todo ese día”, aconseja.
También anima a quienes dudan en comenzar. “Ahora hay muchas plazas y oportunidades. Cada uno tiene sus circunstancias, pero hay que decidirse y empezar. No hace falta tener el momento perfecto: lo importante es empezar y mantener la constancia.”
“He conseguido reinventarme a los 51 años”
Hoy, Pepe espera su destino definitivo, previsiblemente en Madrid, donde podrá reunirse con su familia. Después de una vida dedicada al trabajo autónomo, afronta una nueva etapa como funcionario de la Seguridad Social. “Me gustaría estar en Tesorería, me atrae más la tramitación. Pero sea donde sea, estoy feliz. He conseguido reinventarme a los 51 años.”
Su historia es un ejemplo de superación, esfuerzo y adaptación. “Al final, cada uno tiene su vida y sus limitaciones, pero lo importante es adaptarse y no rendirse”, concluye con una sonrisa.

