Natalia Junquera, periodista de El País especializada en memoria histórica, advierte de la “pervivencia de mitos económicos del franquismo” en un momento en el que los discursos nostálgicos sobre la dictadura han ganado presencia entre las generaciones más jóvenes. Su reflexión coincide con el último barómetro del CIS, que sitúa en el 19,6% el porcentaje de jóvenes que consideran que el franquismo fue bueno para España
Su intervención tuvo lugar en el pódcast Saldremos Mejores, presentado por Ines Hernand, que no dudó en denunciar la creciente normalización de discursos nostálgicos sobre la dictadura entre los jóvenes, y Nerea Pérez de las Heras, publicado con motivo del 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco. Junquera señala que una de las falsedades “más extendidas” de la dictadura es la supuesta invención de la Seguridad Social por parte del régimen, así como la afirmación de que no existía desempleo.
La periodista explica que la ausencia de paro tenía una base engañosa. “La mitad de la población, las mujeres, no trabajaba”, recuerda. A ello se sumaba la salida de más de dos millones de emigrantes, cuyos envíos de dinero a sus familias ayudaban a sostener muchas economías familiares y ocultaban parte de los problemas reales del país. “Todo tiene una trampa”, resume Junquera al describir la construcción propagandística de la estabilidad franquista.
En materia sanitaria, el podcast insiste en que la dictadura no implantó un sistema universal de protección. Las familias dependían principalmente de seguros privados, de las casas de socorro o de un sistema de copago que limitaba el acceso a la atención médica. “No había ningún tipo de Seguridad Social” comparable al Estado del bienestar actual.
El mito de los pantanos y la represión
El programa aborda también el mito de los pantanos, convertido en emblema del progreso atribuido al régimen. Según explican en el episodio, gran parte de las infraestructuras hidráulicas procedían de planes elaborados durante la Segunda República, aunque la dictadura se apropió de su ejecución y la utilizó como herramienta de legitimación. Nerea Pérez de las Heras cuestiona que este argumento siga pesando entre algunos jóvenes y se pregunta por qué unas obras hidráulicas pueden servir para ensalzar este régimen autoritario.
La conversación avanza hacia las restricciones sociales y políticas del periodo. Nerea recuerda que se podía ingresar en prisión “por un dibujo” y que la homosexualidad era perseguida. Para las mujeres, explican, limitaciones también eran severas, no podían trabajar sin permiso del marido, carecían de plena capacidad jurídica y no tenían derecho a administrar bienes propios. El toque de queda y el estricto control del orden público completaban ese sistema de represión.
El debate se enmarca en la creciente preocupación por la banalización del franquismo en redes como TikTok, donde circulan vídeos que muestran la dictadura como un periodo de “orden y seguridad”. Ese fenómeno enlaza con los datos del CIS y con otros estudios citados en el pódcast, que alertan del aumento de las valoraciones positivas entre los adolescentes.

