Una mujer de 41 años usa sus últimos 90 euros para emprender un negocio secundario y ahora gana más de un millón al año

Lisa Collum, una maestra de 41 años, decidió invertir sus últimos 99 dólares (unos 93 euros) en comprar 5 carpetas. Este es el comienzo de una gran historia de emprendimiento e impulso del mercado laboral que ha hecho que esta mujer gane en la actualidad más de 1.700.000 de euros al año (1.900.000 millones de dólares). Y todo empezó en el salón de su casa. 

Fue en el año 2011 cuando acudió a la papelería OfficeMax para hacerse con cinco carpetas. Gastó todo lo que le quedaba en la cuenta corriente y empleó este material para llenarlo con fichas que ella misma había diseñado. Eran programas de escritura para niños de cuarto y quinto curso (de 9 a 10 años). 

En la portada, tituló ‘Top Score Writing por Lisa Collum’. Primero comenzó vendiendo pocas unidades pero se corrió la voz y las cinco se convirtieron en diez y luego en cincuenta o cien. Todo esto, explica, desde su sala de estar. 

En cinco años, ya tenía cientos de pedidos que ella misma se encargaba de embalar y preparar para enviar desde su domicilio. Su hijo de 8 años la ayudaba perforando las páginas. La historia de esta madre emprendedora la publica CNBC que destaca la importancia de tener una idea propia y poder materializarla en un proyecto de éxito. 

Del salón de su casa a una empresa líder mundial

Collum comenzó su gran negocio en el salón de su casa, donde vendía muchas unidades de sus carpetas didácticas. Actualmente tiene su propia empresa, ‘Top Score Writing’ con sede en Palm Beach Gardens en Florida. Muchas familias ya tienen sus cartillas pensadas para estudiantes de K-12 y además realiza consultorías especializadas en escuelas y maestros por los 50 estados de Estados Unidos (EEUU). 

Su gran experiencia laboral en el mundo de la enseñanza la ha hecho destacar con estudios sobre el aprendizaje del inglés como segunda lengua. Una vez que tenía los resultados de estos trabajos, escribió ensayos para ver cómo iban mejorando sus puntuaciones. 

Lejos quedaba ya la maestra que empezó a trabajar en una pequeña escuela en Delray Beach (Florida). Desde allí, la Village Academy, pudo ver cómo sus alumnos de cuarto tenían miedo a enfrentarse a los exámenes finales. Y propusieron una estrategia: la de usar el nuevo método de Collum, anotar y analizar los resultados.

Un método de enseñanza innovador con gran éxito

Durante las primeras fases de la puesta en práctica de su método de lectoescritura, comprobó cómo sus alumnos conseguían muy buenos resultados y el 95% aprobó los exámenes estatales. Aprendieron a escribir párrafos para introducir el texto, desarrollarlo y concluir de una forma que sorprendió tanto a los profesores como a las familias.

Comparándolo con el curso pasado, supuso un enorme avance ya que en aquel momento, sólo el 38% de los niños pasaron esta prueba. Durante los años siguientes, siguieron destacando en los exámenes.

Y como no podrían creerlo, desde el Departamento de Educación de Florida pusieron en marcha una investigación dos veces. Collum destacó como una de las especialistas en escritura en su Estado. Pero cuando estaba casi en la cima, hizo un parón laboral para tener a su tercer hijo. 

La solución para los retrasos académicos provocados por la covid-19

Estos cuadernillos de escritura y las fichas que había elaborado Collum sirvieron para que los estudiantes a los que afectó el parón académico de 2020 con la covid -19, no perdieran conocimientos, especialmente en los casos de las familias con pocos recursos económicos.

Para ellos, supuso un impulso importante gracias a Tina Volanti, maestra del colegio Clovis. Ella fue quien probó con este método después de encontrarlo en un vídeo de Youtube y decidió ponerlo en marcha con los estudiantes que presentaban retrasos severos en los patrones de escritura provocados en muchas ocasiones por problemas económicos familiares. En el otro lado, las escuelas que impulsan las altas capacidades también se hicieron eco de este método. 

No todo ha sido un camino de rosas. Muchas familias han criticado este método, algo que no ha importado a la maestra que finalmente ha confiado en su instinto para los negocios. “Los primeros cinco años fue difícil tener confianza en mí misma, aunque tenía datos de que lo que hacía, funcionaba”. “Ahora sé cómo afrontar los golpes y aprender de ellos, siempre vuelvo a lo que creo y a lo que sé que los estudiantes pueden lograr”.