La brecha digital es un fenómeno que resalta la desigualdad en el acceso y uso de las nuevas tecnologías que se ha convertido en un tema crítico en la sociedad contemporánea. En un mundo cada vez más interconectado, aquellos que carecen de acceso a internet, de habilidades digitales o de la capacitación de estas herramientas, se ven marginados y excluidos. Esto afecta principalmente a los mayores de 65 años, que suelen ser pensionistas y jubilados, quienes aseguran ser víctimas de la brecha digital.
Son numerosos los sectores en los que nuestros mayores se sienten excluidos y discriminados frente al resto de la sociedad. De hecho, la mayoría sufren ansiedad cuando se enfrentan a gestiones que requieren el uso de internet, como completar formularios para hacer trámites relacionados con la jubilación, pensiones, subsidios u otras ayudas. Además, las gestiones de salud, como solicitar una cita al médico, acceder a resultados de pruebas médicas u obtener recetas electrónicas también suponen un gran desafío. Lo mismo ocurre con trámites bancarios o compras y reservas online, el acceso a la información en internet o conectarse a través de las redes sociales.
Los bancos, ¿en deuda con la inclusión digital?
Con el paso de los años, la digitalización ha permitido a las entidades bancarias ofrecer servicios en línea, como el acceso a cuentas y la realización de transacciones electrónicas, lo que ha llevado a un cambio en la interacción de los clientes. Además, la evolución constante de la tecnología llevó a la llegada de los teléfonos inteligentes y las aplicaciones bancarias, que marcó otro importante hito, permitiendo a los clientes acceder a sus cuentas y realizar transacciones desde la palma de sus manos. Pero, hoy en día, no todos pueden; no todos saben.
A pesar de que la exclusión financiera que viven pensionistas y jubilados es evidente, todavía hay entidades bancarias que se esfuerzan por reducir esta brecha digital, o así lo defienden en sus programas. Es el caso de Unicaja Banco, Bankinter o CaixaBank, que cuentan a ‘Noticias Trabajo’ las iniciativas que llevan a cabo para favorecer la inclusión financiera de este colectivo.
Educación financiera
Tanto Unicaja Banco como CaixaBank, en este caso, coinciden en la importancia de la formación financiera para combatir la brecha digital a través de sesiones impartidas en núcleos urbanos y rurales. “En lo que va de 2023, hasta 3.600 personas han participado en más de 180 sesiones presenciales”, cuentan desde Unicaja, quienes señalan que el fin de estas jornadas es que “las personas mayores adquieran las competencias adecuadas para la gestión de sus finanzas y mejorar sus habilidades en el manejo de servicios financieros”. Para ello, según explican desde la entidad, “se ha entregado a los asistentes una tableta cargada con un simulador de cajero y otro de app bancaria, desde el que han podido hacer operaciones ‘in situ’ guiados por el formador”.
Por su parte, desde CaixaBank aseguran que se han realizado hasta “3.000 sesiones formativas para clientes sénior sobre digitalización, con una valoración media de 9,7 por parte de los mismos”, destacando que fueron más de 15.000 clientes los que se inscribieron en estas actividades durante 2022.
Modelo omnicanal
Las tres entidades bancarias entrevistadas por ‘Noticias Trabajo’ cuentan con un modelo omnicanal que se adapta a las preferencias de sus clientes ofreciendo atención digital, telefónica (sin coste adicional a través de un interlocutor personal) o presencial, priorizando a los mayores en las sucursales bancarias. Además, para reforzar la atención a estas personas mayores, como es el caso de CaixaBank, han creado “un equipo de gestores sénior con formación en gerontología, siendo ya 1.500 los que prestan servicio, y con el compromiso de llegar a 2.000 gestores a finales de 2023”.
Libretas de ahorro
Comprometidos con la reducción de la brecha digital y siendo conocedores del significado de las libretas de ahorro para muchos de nuestros mayores, las entidades bancarias decidieron mantenerlas. Pero hay quienes piensan que tiene letra pequeña, como es el caso de las cartillas de CaixaBank, que cuenta con condiciones de usos mínimos para mantenerla activa; aunque no en el caso de los mayores de 70 años. Mientras, Bankinter señala que “es un tipo de soporte que ha caído en desuso por el auge de los formatos digitales desde hace décadas”, destacando que “el año pasado se solicitaron menos de 30 libretas”. Unicaja apunta que “se trata de un producto que no tiene coste específico al que se le aplican las condiciones de una cuenta corriente”.
La brecha digital en datos
El Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que la brecha digital afecta de manera significativa a las personas mayores de 65 años. Según los datos recopilados en noviembre de 2022, solo el 59,9% de las personas entre 65 y 74 años utilizan las nuevas tecnologías. Aunque este porcentaje representa un aumento respecto a años anteriores, aún persiste una desigualdad considerable, ya que casi la mitad de nuestros mayores no están integrados en el mundo digital.
En el caso de las personas mayores de 75 años, el uso de internet disminuye notablemente, alcanzando tan solo un 35,9%. Esto implica que únicamente 1,6 millones de personas en este grupo utilizan las nuevas tecnologías, destacando el uso de aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp y lectura de prensa y revistas de actualidad online.
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