La extendida creencia de que los radares no multan durante la noche inaugura el debate que han desacreditado las estadísticas. En Barcelona, 17 nuevos radares de punto instalados desde enero desmienten esta idea, operando sin descanso las 24 horas del día en zonas con altos índices de accidentes (cinco) y entornos escolares (doce).
En este sentido, la mayoría de ayuntamientos de las ciudades han rechazado las peticiones para desactivar los radares fuera del horario lectivo, argumentando que sería contraproducente. El 82% de las muertes en accidentes ocurrieron durante la noche y los incidentes más graves suelen suceder en este periodo, manteniendo la velocidad máxima en estas áreas a 30 km/h, como antes de la instalación de los radares.
Es decir, los radares operan continuamente. Aunque es cierto que durante la noche hay menos cinemómetros móviles y Pegasus no está activo, la clave está en la capacidad tecnológica de los radares para capturar imágenes en condiciones de baja luminosidad. Avances tecnológicos les permiten obtener fotografías con la mínima claridad necesaria, incluso de noche, utilizando reflectores en las matrículas de los vehículos.
Los radares de la DGT cuentan con ‘modo noche’
Dependiendo del tipo de dispositivo, algunos radares cuentan con flash (principalmente modelos antiguos), infrarrojos (en modelos modernos) e incluso un ‘modo noche’, similar al de cámaras de teléfonos móviles. La velocidad del haz de luz es tan rápida que escapa a la percepción humana, asegurando que no interfiera con la conducción. Esta característica podría explicar la percepción errónea de inactividad nocturna de los radares. En resumen, la tecnología de estos dispositivos es eficaz tanto de día como de noche, desafiando la creencia arraigada en el mito de su inactividad nocturna.
Los controles de velocidad aéreos, como los instalados en helicópteros y drones, son los únicos que no operan de noche y requieren condiciones óptimas de luminosidad. Las condiciones climatológicas adversas, como lluvia intensa o niebla, afectan más al funcionamiento de los radares que la falta de iluminación. Además, temperaturas extremas, por debajo de -15 grados o por encima de 60, pueden alterar su operatividad, aunque estas situaciones son poco comunes en la mayoría del territorio español.
Un hecho que ha confirmado la propia Dirección General de Tráfico (DGT), aclarando que estos dispositivos pueden operar las 24 horas del día. Asimismo, los radares móviles instalados en vehículos camuflados de la Guardia Civil reducen su presencia en las carreteras durante el periodo nocturno.
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