La implantación de la tasa turística se expande en las diferentes ciudades españolas. A Coruña y Santiago de Compostela han anunciado en la última semana que se suman a la imposición de este gravamen a partir de los próximos meses. La primera ha aprobado su aplicación a partir de septiembre, con tarifas que irán de 1 a 2,25 euros por persona y noche.
La segunda ciudad gallega es Santiago de Compostela, donde incluye una medida que entrará en vigor el 1 de octubre con precios similares para los alojamientos turísticos, y sólo podrá cobrarse durante un máximo de cinco días. Quedarán exentos aquellos que viajen por motivos de salud, así como los menores de edad, y las personas con un grado de discapacidad superior al 65%.
En Santiago de Compostela, esta tasa turística llegará en septiembre y podrá cobrarse durante máximo de cinco días
También en Galicia, Vigo prepara para hacer lo propio con un impuesto similar, que afectará a hoteles, pisos turísticos y cruceros, con tarifas de entre 1 y 2,50 euros por noche, hasta un máximo de cinco días. Las tres son las últimas ciudades que se han unido a introducir una tasa turística para los que visiten sus ciudades, algo que ya lleva tiempo instaurando Cataluña y donde ciudades como Toledo planean hacer lo mismo a finales de este año. En el último caso, serán para turistas de paso que llegan en autobuses sin alojarse en la ciudad.
En Europa hay hasta 137 ciudades que cobran algún tipo de tasa ligada a la estancia hotelera
Con esta medida, cada una de estas ciudades y comunidades suman a las tasas turísticas que ya tiene Italia y otros 19 países europeos, cada uno en función del alojamiento y el número de noches que se pernocte.
A lo largo del territorio europeo hay hasta 137 ciudades de 20 países diferentes que cobran algún tipo de tasa turística que, en mucho casos, está ligada a la estancia hotelera. La más cara de todas es la de Ámsterdam, que supera de media los 20 euros por persona y noche. En Francia está extendida en más de 50 ciudades, lo que le convierte en el país con más destinos que cobran este impuesto adicional. En su caso, las tarifas van desde 20 céntimos hasta los 4 euros.
En Italia, por su parte, hay 35 ciudades que lo aplican, entre ellas Roma, con el fin de recaudar fondos para asegurar la sostenibilidad del turismo en la región y la calidad de vida de sus residentes.
Tasa turística, ¿en qué consiste?
Hablamos de esta tasa turística como el que es un impuesto que los turistas tienen que abonar durante su estancia en la ciudad elegida como destino. Puede tener diferentes denominaciones, pero suele aplicarse sobre el precio por noche de hotel, hostal, albergue, camping, apartamento u otro tipo de alojamiento turístico.
Se trata de un gravamen que se ha ido extendiendo en los últimos años y un recurso con el que muchos ayuntamientos pretenden obtener ingresos adicionales para reinvertirlos en el sector, contrarrestar el turismo masivo y avanzar a un modelo de turismo más sostenible.
Cataluña fue, en 2012, la primera comunidad en aplicar este impuesto. Desde entonces se ha convertido en una fuente de financiación para el mantenimiento de infraestructuras y la gestión del turismo. La cuantía varía según la categoría del alojamiento y la ubicación. Barcelona ya ha anunciado un acuerdo para duplicar el importe actual, situándose en máximos de 7,5 euros.
"Se usan con fines puramente recaudatorios, y después no hay transparencia sobre en qué se gastan"
Sin embargo, en Barcelona recuerdan que en su ciudad la tasa no ha llevado a que la ciudades se vean más limpias o mejor organizada, como respondieron unos residentes de la ciudad condal al telediario de Antena 3. "Muchas veces, este tipo de tasas se usan con fines puramente recaudatorios, y después no hay transparencia sobre en qué se gastan", apuntan.
Aquí, son hoteleros como los de Santiago los que creen que esta medida es “desproporcionada, mal diseñada e injusta”. Lo han hecho desde la Unión Hotelera de Compostela, quienes quisieron mostrar públicamente su “rechazo unánime” a la implantación de esta tasa. La entidad se legitima en cuanto que representa el 77 % de las plazas hoteleras de la ciudad.
Como denuncian, lejos de ordenar el turismo, “penaliza injustamente al visitante que pernocta en la ciudad, que es precisamente el más controlado, el más responsable y el que más contribuye a la economía local”, y por el contrario “ignora a quienes realmente generan la saturación urbana", como excursionistas, cruceristas y grupos organizados “que permanecen solo unas horas" en la ciudad.
Tampoco están de acuerdo en la intención de implantar la tasa este mismo año, en temporada alta, y con miles de reservas ya realizadas. El motivo, explican, es que “de aquí a final de año se esperan decenas de miles de pernoctaciones en Santiago, realizadas por huéspedes que ya han pagado o han reservado su estancia sin ninguna información sobre un sobrecoste que ahora se les quiere imponer”.

