Extranjeras desvelan la tradición española que más les cuesta asimilar al mudarse a nuestro país

Los horarios tardíos de comida y cena generan sorpresa y adaptación entre los nuevos residentes.

Mujeres tomando sangría en una terraza
Extranjeras desvelan la tradición española que más les cuesta asimilar al mudarse a nuestro país Canva
Fernando García Ferrer

En el crisol cultural que es España, el choque inicial para aquellos que se mudan al país no se limita únicamente a la fascinación por su sol radiante y su exquisita gastronomía. Para los recién llegados, hay una tradición arraigada que representa uno de los mayores desafíos de adaptación: los horarios.

“Se despiertan tarde, comen tarde, todo es como muy tarde”, podemos escuchar a una extranjera sobre la rutina en España en un video difundido por la cuenta de tiktok @sensationalspain. Descubrimos que los horarios españoles es lo que más le cuesta acostumbrarse a las entrevistadas, pero no es algo negativo: “No creo que sea malo, pero es muy impactante para mí que cenen tan tarde”, explica una de ellas.

Sin embargo, les frustra bastante pensar que no pueden cenar a la hora a la que están acostumbradas: “nosotros cenamos sobre las 17 o las 18 horas, así que me estoy acostumbrando a no tener restaurantes disponibles para cenar a nuestra hora normal”, explican.

Muy temprano para unos, muy tarde para otros

Otra entrevistada coincide en señalar este aspecto como uno de los mayores ajustes que tienen que hacer los nuevos residentes. La percepción de que el día termina temprano para algunos contrasta con la actividad nocturna española, que suele prolongarse hasta altas horas de la madrugada: “Tengo la sensación de que me voy a dormir muy temprano y la gente sale a cenar a las 22 o las 23 horas de la noche y yo ya quiero dormir”, explica.

La explicación histórica de este fenómeno se encuentra en el desfase entre la hora oficial y la hora solar, una discrepancia que ha perdurado desde la imposición del huso horario de Europa Central durante el régimen franquista. A pesar de las discusiones sobre una posible modificación, la tradición arraigada parece resistir cualquier intento de cambio.

Mientras España continúe con sus horarios distintivos, los extranjeros que elijan establecerse en el país seguirán identificando este aspecto como uno de los mayores choques culturales al mudarse.

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