El significado oculto de las personas que evitan palabras y números, según la psicología

El verdadero motivo no tiene nada que ver con la superstición o la mala suerte.

Ilustración de la actividad cerebral
Ilustración de la actividad cerebral Canva
Redacción Noticiastrabajo

Evitar pronunciar ciertas palabras, frases o incluso números, es una práctica común en muchas personas. Incluso en la sociedad. Hay quien lo asocia a rituales supersticiosos, a simples manías o simplemente lo hacen insconscientemente. La realidad es que hay una explicación psicológica para todo esto.

La superstición no es más que una explicación superficial de una serie de recuerdos y emociones que han sido enterrados en el subconsciente. Esas personas que evitan decir la palabra ‘muerte’, los que huyen de todo lo relacionado con el número 13 o quienes tocan madera ante la posibilidad de que sus palabras se vuelvan realidad, lo que realmente padecen es ansiedad.

El problema real no se encuentra en las letras y números que se tratan de evitar, sino en los sentimientos asociados a esos términos ‘malditos’. Normalmente, cuando tenemos alguna vivencia negativa en alguna fecha específica, asociamos el problema al día, por lo que evitamos el número y dejamos el verdadero problema a un lado. Con las palabras pasa lo mismo, pero no dejan de ser la representación de un trauma mayor.

Camuflar esos sentimientos para evitar enfrentarse a ellos se conoce como evitación emocional. En psicología se considera un mecanismo de defensa creado para negar las emociones que experimentamos en una situación determinada. El problema radica en la imposibilidad de superar estas emociones si no nos enfrentamos a ellas.

Cuándo una manía se convierte en un TOC

Aunque este tipo de manías tienden a ser anecdóticas, hay personas que pueden acabar desarrollando un Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). En situaciones graves, las personas que lleven al límite esta necesidad de evitar mencionar o siquiera pensar en términos o cifras pueden ver su vida afectada por una obsesión.

Ante este tipo de trastornos, los psicólogos plantean dos tipos de tratamiento. Por un lado, el uso de medicamentos, y por otro, la terapia cognitiva-conductual. Como se puede comprobar en este estudio publicado en la revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, la aplicación de este tipo de terapia puede ayudar a reducir los síntomas de este tipo de trastorno y la ansiedad que genera.

Cómo controlar la ansiedad

Las pequeñas manías solo se vuelven grandes problemas si no se gestiona la ansiedad que traen consigo. Por eso, es importante conocer qué factores podemos introducir en nuestra rutina para reducir los niveles de ansiedad y evitar desarrollar otras afecciones:

  • La respiración. Cuando te sientas acelerado y ansioso, deja lo que estés haciendo y simplemente concéntrate en coger aire. Una respiración profunda y controlada durante unos minutos te ayudará a reducir las pulsaciones.
  • El sueño. No descansar bien puede ser un desencadenante que eleve tus niveles de ansiedad y perjudique tu salud mental.
  • El ejercicio. Practicar ejercicio intenso con regularidad reduce los niveles de cortisol.
  • La alimentación. Una dieta saludable y equilibrada te ayudará a sentirte mejor.
  • Establecer metas realistas. Imponernos metas poco alcanzables nos genera una sensación de frustración constante que está directamente relacionada con la ansiedad
  • Buscar ayuda psicológica. Si te encuentras en un estado constante de ansiedad, es fundamental tomar consciencia de ello y recurrir a profesionales de la salud mental.

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