A ninguna persona le gusta ser estafada. Pero cuando te has tirado un tiempo ahorrando para darte un capricho y resulta que ese producto de lujo es falso, menos todavía. Lo ha podido comprobar en su propia piel la clienta de una joyería, supuestamente reputada, que ha descubierto que el anillo de esmeraldas y diamantes que compró en la misma hace dos años, por 3.000 euros, tiene piedras preciosas falsas.
Pudo enterarse de esta desagradable sorpresa a raíz de anunciarse el cierre de la citada joyería, situada en Dublín, ya que la propietaria, Shuwan Li, estaba siendo investigada por deudas de 1,5 millones de euros cuando se declaró en quiebra en marzo. De hecho, la dueña también ha sido condenada por robar varios anillos de diamante a otra clienta, que supuestamente les había confiado para limpiarlos.
Fue a raíz de la publicidad de este caso cuando la citada clienta decidió contratar a un tasador especializado e independiente para valorar el anillo que había comprado en la joyería en diciembre de 2023, confirmando este que las piedras eran falsas. Un anuncio por el que está “decepcionada, pero no sorprendida”, ya que se temía lo peor, tal y como narra el medio ‘Irish Independent’.
“Esta fue la señal de alarma que no vi”
La mujer asegura que, cuando fue a comprar el anillo, el precio inicial que le ofrecieron era de 4.200 euros, pero consiguió que se lo rebajaran a 3.000 euros. “Esta fue la señal de alarma que no vi. Como dice el refrán, “si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea””, explica ahora. A pesar de ello, añade que jamás pensó que le pudieran vender esmeraldas falsas.
De hecho, al comprarlo le entregaron un informe de tasación de Empress Fine Jewels, en el que se afirmaba que el “anillo de oro de 18 quilates con triple racimo de esmeraldas y diamantes” tenía un “valor de mercado” de 4.200 euros. Según el citado medio, se estima que la pieza realmente ronde los 200 euros.
Pese a la evidente estafa, la clienta no ha presentado ninguna denuncia, ya que cree que es “muy improbable” que le devuelvan el dinero, ya que la propietaria de la joyería se ha declarado en quiebra. “Se vive y se aprende. Me engañaron. Había decidido darme un capricho y quería un anillo de esmeraldas. Por supuesto, ojalá no hubiera ocurrido”, se lamenta, afirmando que, pese a ello, seguirá llevándolo en alguna ocasión.
“He aceptado que es falso y he decidido pasar página, porque ya no hay nada que hacer”, detalla, a la vez que espera que “no le haya pasado a mucha más gente”.

