La última subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) afronta su recta final para ver la luz. Con el acuerdo alcanzado por el Ministerio de Trabajo el pasado martes, 31 de enero, en la mesa de negociación junto a UGT y CCOO, dos semanas después se procederá a su implantación definitiva mediante la entrada en el BOE, confirmó el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Este se congratuló por conseguir "el 60% de salario medio como salario mínimo interprofesional". Algo que se oficializará en el próximo Consejo de Ministros.
Así, el incremento del 8% del SMI, que puede no ser el último de la legislatura, como avanzó Yolanda Díaz, lo ubicará en los 1.080 euros mensuales, repartido en 14 pagas. Se cobrará, además, con efecto retroactivo a día 1 de enero de 2023, como ya anunció la vicepresidenta segunda del Gobierno. A pesar de que la patronal, CEOE, volvió a quedarse fuera del acuerdo, el Ejecutivo logró sus pretensiones. A ellos, que tampoco otorgaron luz verde en el pasado incremento, les reclamó "coherencia" y "responsabilidad".
"No se puede estar reclamando sacrificios salariales a los de abajo mientras hay un festín para los de arriba. En este país no puede haber doble vara de medir, una para la mayoría de la gente de a pie y otra para la minoría elitista”, declaró el presidente del PSOE en un acto en Málaga al que también acudieron al secretario general del PSOE en Andalucía, Juan Espadas, y el candidato socialista a la alcaldía malagueña, Dani Pérez, al que han asistido unas 1.500 personas, según datos del partido.
Los empresarios y la clase media: “la ley del embudo”
“Aquí no va a haber ley del embudo, muy ancho para la mayoría y muy estrecho para la minoría", continuó reclamando Sánchez, que instó a proteger a la “erosión” que sufre la clase media española desde hace quince años, el estamento social más perjudicado: en ese tiempo, los precios han subido un 17% por el 10% de los salarios.
Para ello, lanzó el balón al tejado de los empresarios. “Se ha perdido poder adquisitivo”, incidió el líder socialista, que expuso el que cree que puede ser la solución: "Ahora lo que hace falta es que los empresarios se sienten con los trabajadores para subir los salarios".
No es “Sanchismo”
A su vez, el presidente del Gobierno aprovechó para realizar una defensa del socialismo frente al neoliberalismo y el menoscabo de los derechos con los que calificó al PP. Como ejemplo, aludió al desbloqueo del Tribunal Constitucional, cuya primera decisión fue la cuestión del aborto, en el que "ganan las mujeres y pierde la derecha".
"En el PP se ponen nerviosos cuando digo esto y dicen 'el Sanchismo'. A Felipe también le decían el felipismo, a Zapatero el zapaterismo y a mi el sanchismo. No, se llama socialismo, no nos equivoquemos", ha puntualizado. Asimismo, aprovechó los primeros indicios de recuperación económicos para sacar brillo a sus últimas decisiones: "España es la economía principal de Europa que más crece y tenemos la tasa de empleo más alta de los últimos 15 años".
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