El pasado viernes 11 de febrero, el euríbor se situaba en los -0,325, confirmando su tendencia al alza reciente después de permanecer ‘congelado’ en el 2020 entre el -0,4% y el -0,5%. De hecho, el 7 de febrero alcanzó su máximo histórico desde julio de 2020, con -0,31, alejándose de la tasa más baja de los últimos tiempos: un -0,51%, en diciembre de 2021.
Los analistas achacan este fenómeno a la desmesurada inflación, escalando sin límites desde el pasado mes de septiembre, desatada principalmente por la crisis de las energías y los transportes. A mayor inflación, por tanto, mayor euríbor. Y dado que la inflación no ‘pinchará’ hasta bien entrada la primavera, el horizonte con el euríbor no es muy esperanzador.
Dado que la tasa de inflación se ha mantenido por encima del 2% en la eurozona y el euríbor ha pasado del -0,5% al -0,3%, el Banco Central Europeo (BCE) ha optado por protegerse y tratar de contrarrestarla con una política de subidas de tipos interés, como alertó recientemente la presidenta Christine Lagarde. Esta estrategia tiene consecuencia directa en el euríbor y en las hipotecas, tanto de las variables ya existentes como de las nuevas concesiones futuras.
¿Qué es el euríbor?
Euríbor es el acrónimo, en inglés, de Tipo Europeo de Oferta Interbancaria. Según la RAE, es el "tipo de interés que se aplica a los préstamos en euros entre grandes bancos, y que se usa con frecuencia como referencia en los préstamos hipotecarios a tipos de interés variables".
En otras palabras, es el tipo de interés promedio al que los bancos europeos se prestan entre sí reservas a corto plazo, generalmente de un año, en el mercado interbancario para posteriormente concedérselos a terceros. ¿Quién calcula el euríbor? La Federación Bancaria Europea, en base a las principales entidades financieras de los países europeos. BBVA, Banco Santander, Caixabank o Cecabank son algunos de los bancos españoles que integran el proceso.
¿Cómo afecta el euríbor a la hipoteca?
Las hipotecas, por tanto, dependen del euríbor. Es su tipo oficial de referencia para los préstamos bancarios en España desde el 2000 y que suelen revisar dos o tres veces al año. Por tanto, todo cambio en la tasa del euríbor tendrá consecuencia directa en las hipotecas. Pero no solo en las de tipo variable, indexadas a este, si no también en las de tipo fijo, según señalan los expertos bancarios, de prolongarse esta situación.
Esto es así ya que comenzarán a afectar a las nuevas hipotecas a tipo fijo que se concedan, aunque el euríbor no incida directamente en ellas, en las que el tipo de interés es el mismo. De continuar al alza la inflación, los bancos fijarán para los clientes tipos de interés más altos. Es decir, las hipotecas serán más ‘duras’. En cambio, en la de tipo de variable, puede afectar en las que ya se han dado y en las futuras, ya que su tipo de interés se compone por un diferencial fijo sumado a un índice de referencia, que es el euríbor. Están sujetas al cambio.
Es decir, a corto plazo, esta efervescente subida del euríbor aumentará consecuentemente el coste de las hipotecas en la próxima revisión de los precios de estas que efectúen los bancos. Aunque ligeramente, como explican los expertos. Tiene fácil explicación: sube la inflación, el Banco Central Europeo aumenta los tipos de interés a modo de protección. Sube, así, el euríbor y la parte variable de la hipoteca. A largo plazo, además, lo hará también con las de tipo fijo.
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