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Un matrimonio pierde todos sus ahorros cuando quebró su empresa y ahora ganan millones: "nuestros empleados no iban a cobrar la nómina, fue terrible"

La pareja había invertido más de 21.300 euros en arrancar una empresa para aficionados al golf, pero tuvieron que despedir a toda la plantilla y remontar las pérdidas.

La pareja formada por Mike y Kass
Un matrimonio pierde todos sus ahorros cuando quebró su empresa y ahora ganan millones: "nuestros empleados no iban a cobrar la nómina, fue terrible" |Make It
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:
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Invertir todos los ahorros para poner en marcha un negocio es arriesgado porque existe el peligro de que las cosas no salgan bien, tener que despedir a los empleados y declarar la empresa en quiebra, con deudas y sin un euro en la cuenta bancaria. Esto es lo que le pasó al matrimonio formado por Mike y Kass Lazerow, que en el año 2000 abrieron su empresa startup para profesionales y amantes del golf. 

Seis meses más tarde, como explicaron a la cadena CNBC la situación era crítica. “Estábamos luchando por recomprar la empresa, porque habíamos invertido todos nuestros ahorros, de 25.000 dólares (21.300 euros al cambio) y estaba furiosa”, explica la mujer que ahora tiene 54 años. En el camino se quedó la plantilla, ya que tuvieron que despedir a todos los empleados, pero también muchos amigos que les habían prestado dinero y que no quisieron saber nada del proyecto. 

Todo empezó cuando la multinacional Chipshot, especializada en la personalización de palos de golf, se mostró interesada por el pequeño negocio de la pareja. La idea era invertir los casi 50 millones de dólares de financiación de riesgo gracias a que contaban con el respaldo de importantes inversores. Así, los 35 empleados de la empresa de Mike y Kass pasaron a formar parte de una gran multinacional. Consiguieron 250.000 dólares en efectivo y 3 millones en acciones.

La empresa quebró por una mala inversión

Dos personas jugando al golf. | Envato

Unos meses más tarde, la financiación prácticamente desapareció y el negocio empezó a fracasar. El director ejecutivo de Chipshot, Brian Sroub fue claro con él. “No hay dinero y vamos a la quiebra”. Mike, entonces, se dio cuenta de la realidad. “Teníamos empleados que no iban a cobrar su nómina y la obligación de vender el negocio para solucionarlo”. 

“Perdimos los ahorros de toda nuestra vida, no pudimos pagar ni un sueldo y lo que hicimos fue dedicar a eso lo poco que nos dieron por las acciones aunque apenas tenían valor”.

Tuvieron que decir a todos los familiares y amigos que les ayudaron prestándoles dinero que la empresa estaba en quiebra y que no tenían nada en el banco. “Fue terrible”, explicaron, porque muchos no lo entendieron y perdieron su amistad.

Empezaron de nuevo desde cero

Los Lazerow estaban enamorados del concepto de empresa deportiva que habían creado y decidieron dar un paso importante recomprándola, aunque financieramente estaba muerta. Se asesoraron convenientemente y formaron otro grupo de inversión.

Volver a ser propietarios de su empresa les costó 500.000 dólares (426.530 euros). “Fue una ganga”, explicaron en una entrevista concedida al Wall Street Journal. “Soy muy competitiva y no pude soportar la idea de que estábamos derrotados”, explicó Kass, “supe de inmediato que debía intentarlo de nuevo y empezar de cero”.

Durante dos años, la empresa estuvo creciendo poco a poco “parcialmente vivo”, y el sentimiento era de “ir a la deriva”. Hicieron un recorte de plantilla importante, de modo que se quedaron sólo cuatro personas. 

La fama de Tiger Woods fue clave para ganar millones de euros

El golfista americano Tiger Woods. | AP

Tiger Woods, el golfista americano que en aquellos años estaba de moda, era un auténtico chollo para todas las empresas que querían patrocinarle. La revista Golf, por medio de su editora se dio cuenta: lo que más vendía era la cara de este fenómeno del deporte. “Estaba arrasando”.

Al darse cuenta de la importancia que era el ecommerce, los directores de la publicación se interesaron por el trabajo de Mike y Kass. Hicieron una oferta y en 2006 compraron el pequeño negocio. Los dos fundadores se embolsaron 1,8 millones de dólares cada uno. Al final, ganaron más de 24 millones de dólares en total.

Los autónomos deben tener “tolerancia al sufrimiento”

La conclusión a la que llegan los dos emprendedores es que para comenzar un negocio por “hay que tener tolerancia para sufrir, nosotros empezamos siendo unos estúpidos pero no sabíamos nada”.

Ahora se dedican a comenzar pequeñas empresas que venden en cuanto comienzan a ser rentables, “empezando estas cosas es donde encontramos nuestra función, los mejores fundadores son los que, de alguna forma, aman la miseria y el sufrimiento”.

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