¿Qué pasa con el teletrabajo? 

Lo que el coronavirus trajo, el coronavirus se lleva. La costumbre de mantener ciertos rituales de higiene personal o la distancia social simboliza, a modo de ejemplo, la paradoja del teletrabajo a la que saca punta el Ministerio de Economía: si uno se ha mantenido, el otro ha desaparecido. Ocurre algo similar con la modalidad que impuso el estricto y particular contexto que obligó la COVID-19: de ‘boom’ ha pasado a ‘bluf’.  

A pesar de que las opiniones y los datos indicaban y hacían presagiar que había llegado para quedarse, siendo una de las pocas herencias positivas de la pandemia abriendo horizontes a más modelos de trabajo que maximizasen aspectos señalados ahora como prioritarios para los trabajadores como la conciliación social o la reducción de la mentalidad laboral presencialista y no la de trabajar por objetivos, las estadísticas pinchan el globo del teletrabajo.  

Solo el 12,5% de los empleados españoles teletrabaja, según datos del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, dependiente de la cartera ministerial de Nadia Calviño. El año pasado fue el momento definitivo de su traslado a un plano secundario. Entre 2021 y 2022, cayó del 13,6% al 12,5%, viéndose reducido el número de personas que teletrabajaban en España de 2.742.000 a 2.653.000. 179.000 teletrabajadores menos. 

España, por debajo de la media de la Unión Europea 

El trabajo a distancia puede llevarse a cabo en la vivienda, o en otro lugar fuera de la oficina, en muchas ocasiones. Por su parte, el teletrabajo se desarrolla siempre fuera de la oficina. Es decir, más que la intensidad o cualquier otro factor, la regularidad de si se lleva a cabo en el lugar designado habitualmente para trabajar presencialmente en ese empleo es el determinante. En otras palabras, existen diferencias entre ambos términos, que no indican lo mismo. 

Así lo establece la Ley del Teletrabajo (ley 10/2021 de 9 de julio, de Trabajo a Distancia), que marca la diferencia entre una y otra modalidad laboral en si se presta en un periodo de tres meses; como mínimo durante el 30% de la jornada laboral o bien proporcionalmente a la duración del contrato de trabajo. 

Así, el teletrabajo como tal ha pasado de ser elegido en el 7,9% de los casos al 6,4%. El trabajo a distancia, también considerado ocasional, sin embargo, ha crecido, pasando del 5,7% al 6,1%. Estas cifras bajan a España de la media general que presenta el conjunto de países de la eurozona, que es del 15,3% y la mantiene a un mundo de Países Bajos, donde más se teletrabaja en el continente: más de mitad de la población lo hace, con el 53,8%. 

La edad y lugar influyen en el teletrabajo 

Lo recogido por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad indica que los menores de 24 años (concretamente entre los 16 y los 24) son los que teletrabajan menos. En la otra cara de la moneda, las persones de entre 35 y 54 años, que son las que más, con un 13,5%. Asimismo, los trabajadores por cuenta propia (con un 26,4%) casi triplican en teletrabajo a los asalariados (10%). 

También acaba resultando un factor condicionante las comunidades autónomas. En ellas se también ha caído con generalidad el teletrabajo, ocurriendo en doce de las 19 españolas.La Comunidad de Madrid es donde más se teletrabaja, con un 19,1%. Les siguen Cataluña (14,1%) y la Comunidad Valenciana (11,9%). 

Los funcionarios españoles, sin teletrabajo 

De tres días iniciales, a mantener esos tres días por imposición del ahorro energético…a no disponer de ninguno. El Gobierno, que tramita la Ley de Función Pública y cuyo anteproyecto fue aprobado el pasado 16 de marzo, señala que "el teletrabajo no constituye un derecho de la empleada o empleado público" y que acabará siendo temporal, voluntario y reversible.