
Opositar está en auge. Esta es una de las herencias que nos deja la pandemia de Covid-19, más allá, por ejemplo, de la progresiva digitalización. Desde la llegada del nuevo coronavirus en 2019, los opositores han crecido un 30%. El perfil sociodemográfico elaborado por ‘OpositaTest’, una plataforma online de preparación de pruebas para opositores, así lo afirma tras cuestionar a más de 4.000 candidatos.
El 80% de los encuestados valoran predominantemente la estabilidad al sueldo. En otras palabras, un puesto fijo en lugar de un cuantioso salario que, por el contrario, pueda ir de la mano de una mayor inestabilidad o riesgo laboral. Lo de combinar ambas cosas ya parece cosa de otra época.
Mujer de 40 años, el perfil de opositor más común
Una de las cosas que no ha cambiado es el molde del opositor. Continúa siendo en el 81% de los casos el de una mujer en torno a los 40 años, con formación universitaria, experiencia laboral y que vive en pareja en un entorno urbano. Llama la atención el bajo porcentaje de representación masculina, cifrado en el 19%.
Por edad, la horquilla entre 36 y 50 años sigue siendo la más numerosa. Por detrás, el de 26 y 35, en un 33% de los casos. En cuanto a la formación, predomina la universitaria (48%) y universitaria superior (20%), seguida de los estudios de Formación Profesional (18%), Bachillerato (11%) y ESO (3%). Tan solo el 9% decide prepararse una oposición sin experiencia laboral. De hecho, dominan los que tienen más de cinco años (el 67%).
Por otro lado, geográficamente hablando, Andalucía es la comunidad autónoma donde más opositores existen, acumulando el 27%. Le siguen la Comunidad de Madrid (21%), Comunidad Valenciana (12%), Castilla y León (9%), Galicia (7%) y Cataluña (5%).
Un "multiopositor"
El nuevo opositor generado en el contexto pandémico es una especie de persona-orquesta. Hace de todo. Trabajar y estudiar, lo que resta horas de estudio. Y eso que la mayoría se prepara no una, si no dos o tres oposiciones simultáneamente. La razón es tratar de abarcar más opciones, ya que los plazos en la administración pueden llevar retrasos en la convocatoria de hasta dos años.
De los 59% que trabajan y se preparan al menos una oposición, el 40% de ellos posee un trabajo a tiempo completo: el doble si se compara con el 20% que lo hacía hace dos años. Una de las posibles respuestas que esgrime el estudio es que la inmensa mayoría se costea los gastos de preparación, en torno a los 90 euros anuales.
La oposición, un ‘minijob’
Actualmente se considera prepararse una oposición como un "mini trabajo". Así calificaba el director general de la citada plataforma, Jonathan García, la transformación del concepto “estudiar una oposición” en esta época. “Optan por preparar varias oposiciones al mismo tiempo y así tener más papeletas para acceder a las convocatorias, ya que estas salen con desorden y retraso”, explica.
Algo así como una especie de pequeño trabajo en el que se busca la estabilidad como contraprestación. Incluso por encima de la vocación, como respondieron el 86% de los encuestados.
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