Un panadero reduce la jornada laboral a 4 días sin bajar el sueldo y con 10 semanas de vacaciones al año: “nos llevamos muy bien, es idílico”

Un pequeño negocio local se convierte en pionero en implantar la jornada laboral de 36 horas con un sueldo base de 2.000 euros.

El propietario de la panadería con una barra de pan en la mano.
Un panadero reduce la jornada laboral a 4 días sin bajar el sueldo y con 10 semanas de vacaciones al año: “nos llevamos muy bien, es idílico” AFP
Berta F. Quintanilla

Un panadero ha revolucionado el mercado laboral en una pequeña localidad de Castelsagrat, en Tarn-et-Garonne (Francia). Su idea, con la que ha conseguido mejorar el bienestar de sus trabajadores gracias a la jornada laboral de 4 días, se ha convertido en pionera. Los empleados seguirán cobrando el mismo salario, un sueldo base de 2.000 euros y tendrán 10 semanas de vacaciones al año. 

Algo que explica el medio francés Tv5Monde, que sitúa a la pequeña panadería ‘La boulangerie’ como un ejemplo en mejora de las condiciones laborales Así, cuando les preguntan, los trabajadores señalan que el ambiente es “casi idílico”. Resaltan que no existente estrés laboral y que “habría que contabilizar el número de carcajadas”. 

Este buen ambiente se traduce en la calidad de los panes, algo que agradecen los ciudadanos que lo compran a buen precio en el mercado. El director y responsable de esta jornada laboral de 4 días, Jean - Pierre Delboulbe (antiguo ingeniero de la empresa Vinci en París), se ha mostrado partidario de trabajar siempre en el mejor ambiente posible. Algo que se persigue alcanzar en España con el proyecto para reducir la jornada laboral en 2025 a 37,5 horas, defendido por Yolanda Díaz.

Una panadería que ha revolucionado el mercado de trabajo

El propietario de la panadería trabaja amasando pan
El propietario de la panadería en Francia trabaja amasando pan. | AFP

Los primeros pasos para fundar esta panadería que está poniendo patas arriba el mercado laboral en Francia ha sido consecuencia de un gran trabajo que comenzó cuando el propietario estaba en París. Descubrió que apenas podía pasar el tiempo con su esposa, y por eso, decidió dar un giro a su vida laboral.

Cuando decidió cambiar, todo fue rodado. Comenzó un nuevo negocio. Una panadería en un barrio donde había muchos vecinos y la oportunidad de vender el producto en mercadillos. En el año 1997 fundó su primera empresa, a la que llamó Louboulbil. 

Actualmente, es una gran cooperativa de trigo local, y ha pasado a ser un negocio rentable para él y para su ciudad. Además, lo toman como modelo de innovación en el trabajo. El pan que se produce en esta fábrica, 300 toneladas al año, se vende en 70 mercados al aire libre y en pequeños negocios.

Sueldo de 2.000 euros, sin presión y jornadas reducidas

Los trabajadores destacan que reciben un buen salario, de 2.000 euros y que trabajan sin presión y con jornadas reducidas y horarios flexibles. La reducción de jornada es una realidad en este negocio donde también se compensa a los trabajadores con pago de dinero extra en concepto de bonificaciones e incentivos. “Los ejecutivos de las grandes compañías cuentan con stock options y jornadas reducidas pero para quienes tienen un CAP (Certificado de Aptitud Profesional), no hay ni bonificaciones ni reducciones horarias”, explica el propietario de este negocio.

Los trabajadores son completamente autónomos, es decir, que se organizan el tiempo de trabajo como mejor les viene, siempre contando con la empresa. “Hay mucha libertad, somos una empresa anárquica”, señala Nathalie Tessier, que cuenta con 12 años de antigüedad. 

“Trabajamos menos días y ganamos lo suficiente”

El propietario del negocio señala que con este modelo “de momento nos va bien”, apuntando que es un trabajo que se basa en la confianza, la flexibilidad y el bienestar. “Es rentable, trabajamos menos días, ganamos lo suficiente y compartimos lo que generamos”, señala. 

Tal es el éxito que los empresarios de otros sectores ya se han puesto en contacto con él, buscando cómo cambiar su modelo de negocio. Es el caso de una granjera que habló con Tessier de la marcha del negocio. Y al final, señaló que le gustaría poder aplicarlo.

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