La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, afirmó ayer que el Gobierno aprobará una subida “relevante” del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2026 si finalmente tributa en el IRPF. A expensas de conocer la propuestas de la Comisión Expertos, los sindicatos (CCOO y UGT) ya han lanzado la suya propia y, en este contexto, resulta llamativa la recomendación que ha lanzado este miércoles la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La OCDE ha pedido a España “calibrar cuidadosamente” futuros incrementos, dado el significativo aumento acumulado, con el fin de evitar consecuencias no deseadas en el mercado laboral. En su informe sobre España, al que ha accedido Europa Press, apuntan que el salario mínimo ha experimentado un fuerte aumento, alcanzando los 1.184 euros mensuales en 2025, lo que supone un incremento del 4,4% desde 2024, con una subida acumulada del 60,9% desde 2018 en términos nominales y del 30,2% en términos reales.
La organización señala que, aunque esto ha permitido contribuir “a proteger el poder adquisitivo de los trabajadores con bajos ingresos”, el ritmo de subida supera la inflación y el crecimiento de la productividad. “La evidencia previa sugiere efectos limitados o poco claros sobre el empleo", añadiendo que se “podrían empezar a observarse efectos negativos sobre el empleo”, especialmente para grupos vulnerables como los trabajadores poco cualificados, los jóvenes y los de mayor edad. Por ello, manifiesta que los futuros aumento “deben calibrarse cuidadosamente”.
Mejora el empleo, pero el paro se mantiene “muy por encima” del promedio de la Unión Europea
En el mismo informe, la OCDE destaca el “sólido desempeño” del mercado laboral español en 2024 y 2025, anticipando que la tasa de paro de España se sitúe este año en el 10,6% y baje al 10,1% en 2026 para caer al 9,8% un año después, lo que implica “una mejora notable”.
Pese a ello, agrega que el paro se mantiene “muy por encima” del promedio de la Unión Europea (6%) y de la OCDE (5%), con notables disparidades regionales y afectando de forma desproporcionada a jóvenes y mujeres. Los principales motivos serían los bajos incentivos para la reincorporación laboral de los desempleados, la inadecuación de las competencias y las políticas activas del mercado laboral, que no habrían alcanzado su máximo potencial.
También apuntan que los ingresos promedio son bajos en comparación con otros países del ‘club de las economías avanzadas’, reflejando la baja productividad de las empresas, el bajo nivel de competencias y la inadecuación de las mismas.
Reformar los subsidios y mejorar la integración en el mercado laboral de los migrantes, algunas de las peticiones de la OCDE
Aunque la OCDE resalta la fortaleza del mercado laboral español en los últimos años, advierte que se enfrenta a problemas estructurales como el alto desempleo, en particular el juvenil y el de larga duración, la inadecuación de las competencias y el envejecimiento de la fuerza laboral, que lastran la productividad.
Sobre esto, explican que el aumento de la esperanza de vida y la caída de las tasas de fertilidad, han impulsado un avance del envejecimiento de la población más rápido que en la mayoría de los demás países de la OCDE y la UE, lo que implica un cambio demográfico que reducirá la oferta laboral, ralentizará el crecimiento del PIB potencial, afectará a los servicios públicos y ejercerá una presión creciente sobre las finanzas públicas, sobre todo a través del sistema de pensiones y la atención sanitaria.
En relación a esto, aunque destaca reformas recientes como la jubilación parcial, recomiendan reformar la prestación por desempleo no contributiva (los subsidios) para que los trabajadores de todas las edades reciban el mismo apoyo, restringiendo la acumulación de la pensión únicamente a la fase del seguro de desempleo, ya que, si bien la mayor generosidad de la asistencia proporciona una protección adicional contra la pobreza en edades avanzadas, algunos estudios indican que puede reducir los incentivos para la búsqueda de empleo de los trabajadores mayores, especialmente entre aquellos con bajos ingresos potenciales.
En último lugar, respecto a la inmigración, resaltan que gracias a ella se ha compensado el descenso de la población autóctona y ha sido un importante impulsor del crecimiento del empleo y el rendimiento macroeconómico. Unas tendencias que prevén que van a persistir, por lo que consideran prioritario mejorar la integración en el mercado laboral de los migrantes, reducir la subutilización de las habilidades de estos y alinear mejor el sistema migratorio con las necesidades del mercado laboral.

