El sector de la construcción es, sin duda, uno de los más castigados por la falta de relevo generacional. Y es que muchos jóvenes no quieren dedicarse a este ámbito, ya sea por la dureza del trabajo o porque prefieren empleos de un carácter menos físico. De ahí que muchas empresas de la construcción estén necesitando contratar mano de obra extranjera y que cada vez veamos más obreros migrantes, como el caso de Andrés Tavera o de Albino.
A veces el problema no es solo que los jóvenes españoles no se quieran dedicar a este tipo de oficios por su dureza, sino que las propias empresas de construcción ponen excesivas trabas para trabajar en un sector donde no es necesario tener tanta formación o conocimientos. Es el caso de José María, un albañil de 63 años que lleva trabajando desde los 14 en la obra y, a pesar de la falta de trabajadores, se ha encontrado con reclutadores que le pedían incluso saber inglés para poder trabajar ahí, según recoge una entrevista concedida a El Español.
"Me presenté a una oferta de trabajo en una obra que publicó un Ayuntamiento y, unas semanas después, me dijeron que estaban buscando a alguien que supiera inglés", recuerda, alegando que a veces las empresas de construcción exigen requisitos muy altos en un sector con falta de mano de obra, sobre todo en lo que se refiere a los idiomas. "No sabía que tenía que hablar inglés con los ladrillos", admite con ironía.
Un sector con una clara falta de relevo generacional
Por tanto, este obrero que trabaja ahora en Madrid, describe una contradicción en el sector: mientras el sector de la construcción necesita mano de obra porque la mayoría de los jóvenes prefieren cursar estudios universitarios, algunas empresas demandan una formación excesiva difícil de cumplir para candidatos que, además, están cerca de la jubilación.
A esto se suma lo que ya decíamos al principio: la relevancia de la inmigración para cubrir puestos que los jóvenes españoles no desean llevar a cabo y para reemplazar a quienes se retiran.
Por su parte, José, oficial de primera en albañilería, explica que otro factor detrás de la escasez de personal es que muchos jóvenes están, según él, "acomodados". Afirma que aspiran a salarios superiores a los que se ofrecen inicialmente a los peones, la categoría básica dentro del oficio.
La mayoría de albañiles tiene más de 50 años
"En mi obra sólo hay un chaval de 28 años, el resto tiene más de 50 años", señala. Y añade: "Lo primero que preguntan los jóvenes es cuánto van a cobrar. ¿1.200? Para eso no trabajo".
En otro plano, este albañil comparte también la frustración que le genera el encarecimiento del coste de la vida en los últimos años, debido a una inflación que no para de crecer, pero especialmente desde la llegada del euro.
"Antes con 400 pesetas podía comprar muchas cosas, ahora no sirve ni para un café", lamenta. Finalmente, muestra su malestar por la evolución de su sueldo durante el siglo XXI, que considera insuficiente frente al avance de los precios: "Sólo me han subido el sueldo 100 euros en 20 años", concluye.

