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Jorge Martínez, consultor de transporte: “No hay falta de conductores. Hay falta de conductores buenos, que les guste realmente su trabajo y que sea vocacional”

El CEO de una consultora de transporte identifica los principales problemas del sector.

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Jorge Martínez, consultor de transportes |Pódcast 'Rutas de éxito'
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
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El transporte por carretera es hoy el pilar de la logística en España y afronta un problema creciente. Cada vez cuesta más encontrar y retener conductores, y las empresas y trabajadores señalan los salarios ajustados, los horarios irregulares y una fuerte competencia por el talento.

Jorge Martínez Redecillas, CEO de una consultora de transporte, analiza esta situación en una entrevista en el pódcast Rutas de éxito, donde desmonta una de las ideas más repetidas por parte de las compañías de transporte. “No hay falta de conductores. Hay falta de conductores buenos, es decir, conductores a los que les guste realmente su trabajo y que sea vocacional”, afirma.

Bajos salarios y pérdida de poder adquisitivo

Martínez sostiene que, incluso cuando las empresas logran incorporar a un conductor con experiencia y buen desempeño, “pocas son capaces de mantenerlo”. A su juicio, muchos conductores cambian de empresa porque los salarios son bajos y la competencia por el personal es muy alta. “Si un conductor veis que merece mucho la pena por cómo saca el jornal y que el hombre no da problemas, eso también hay que pagarlo porque conforme está el mercado en cuanto tengan una oportunidad suelen migrar rápido”, explica.

El consultor apunta también a la pérdida de poder adquisitivo de los transportistas, un elemento que considera central para entender el descontento general. “Aunque cobren, muchos nos dicen: ‘No puedo estar fuera pagándome la comida, ya ni paro en restaurantes, no salgo del camión’”.

Según relata, la mejora tecnológica en el sector ha facilitado ciertas tareas, pero no ha resuelto la precariedad económica que sienten muchos profesionales. “El primer problema de los conductores es la economía, cuánto les queda limpio”, resume.

Descansos insuficientes y desgaste personal

Los descansos son el segundo problema que resalta el consultor. Martínez recuerda que, pese a que muchas empresas garantizan que el fin de semana será en casa, las exigencias de la logística internacional lo impiden frecuentemente.

“Si llegas a una empresa en el extranjero, hay cola y no puedes descargar, es una situación que no depende de la empresa de transporte”, subraya. Son, en sus palabras, “gajes del oficio”, aunque reconoce que el desgaste personal es elevado.

Una especialización que limita la movilidad laboral

El tercer problema que identifica tiene que ver con la excesiva especialización. Muchos profesionales desarrollan su carrera en un único tipo de servicio (frigorífico, lonas, portuarios…) y después encuentran dificultades para adaptarse a otras modalidades.

“Están tan especializados en una faena que sí que puede ser complicado encontrar trabajo cuando quieran. O sea, van a encontrar trabajo generalmente, pero en el momento en el que lo necesitan es más complicado”, explica. Esa dependencia de un único nicho condiciona la movilidad laboral y limita las opciones de mejorar condiciones o cambiar de empresa con agilidad.

“Buscan esclavos al volante”

La publicación ha generado una oleada de reacciones entre conductores profesionales, muchos de los cuales coinciden en señalar que el problema no es la falta de vocación, sino la precariedad del sector. La mayoría critica que los salarios no compensan la carga de trabajo ni las largas horas de disponibilidad, y denuncian que las empresas “buscan esclavos del volante” más que profesionales cualificados.

Varios transportistas aseguran que, con mejores sueldos y jornadas dignas, “saldrían conductores debajo de las piedras”, mientras otros lamentan que a los trabajadores con más experiencia se les asignen los peores viajes porque “saben que los van a sacar”. La idea de que un “buen conductor” es quien trabaja más horas se repite como uno de los puntos que más indignación ha despertado.

Otro grupo de comentarios pone el foco en la falta de reconocimiento. Señalan que, pese a la exigencia del oficio y al coste de obtener los permisos profesionales, los convenios y las condiciones laborales apenas han mejorado en los últimos años. Algunos relatan que han abandonado el transporte para dedicarse a otros oficios con el mismo sueldo, pero mejor conciliación, mientras otros advierten de que la comparación con países vecinos es cada vez más desfavorable.

También hay quienes reclaman áreas de descanso seguras, más respeto por parte de las empresas y el cumplimiento estricto de la ley. “Conductores hay, lo que faltan son buenos empresarios”, resume uno de los comentarios más respaldados, que refleja el sentimiento general de una comunidad que se siente infravalorada y agotada.