En los últimos años, la construcción vive un problema creciente relacionado con la falta de personal joven dispuesto a incorporarse al oficio. Aunque se trata de un sector esencial y cada vez más regulado en materia de seguridad y formación, cada vez llegan menos trabajadores jóvenes. La diferencia entre lo que esperan y lo que exige realmente el trabajo dificulta el relevo generacional.
Así lo expone Cristian, albañil autónomo, en una entrevista para NoticiasTrabajo en la que recuerda su propio inicio en el sector con un contrato de formación entre los 16 y los 18 años por el que su empresa pagaba “30 euros al mes”. Gracias a ese sistema, afirma, pudo formarse y progresar hasta dirigir hoy una empresa con “ocho o nueve trabajadores” que factura “cerca de un millón de euros”.
“Los jóvenes quieren ser youtubers e influencers”
Según el albañil, uno de los grandes problemas del sector es la dificultad para contratar jóvenes. Consultado por las causas del desinterés juvenil, Cristian no lo atribuye a las condiciones laborales actuales. “Los sueldos ya no son los de antes. Ahora un niño de 16 años entra cobrando 1.600 euros”, recuerda.
Para él, el problema está más relacionado con los cambios sociales y educativos. “Quieren ser youtubers, influencers, ganar dinero con criptomonedas…”, señala. Relata incluso que algunos jóvenes que entrevistó le dijeron que solo querían trabajar “tres meses para ahorrar 3.000 euros e invertirlos para vivir de eso. Así te lo dicen”.
Además, Cristian afirma que contratar jóvenes se ha vuelto prácticamente “imposible”. Explica que la normativa obliga a pagarles sueldos muy próximos a los de un oficial. “Un oficial cobra 1.800 euros y el ayudante 1.600. Y muchos ni pueden coger una mola ni subirse a una escalera”, lamenta.
En su opinión, deberían recuperarse modelos que faciliten la entrada sin que el empresario tenga que asumir un coste equiparable al de un empleado cualificado. “Déjame dos años para formarlo y ayúdame, ayuda al chaval y luego ya, a los 18, veremos”, reclama.
“Si no te gusta, no te dediques a la construcción”
Cristian asegura que el trabajo en la obra exige vocación y predisposición. “Si te gusta, te lo pasas súper bien. Si no, mejor dedícate a otra cosa”, resume. Para él, la diferencia con un empleo de oficina es clara porque “allí no pasarás frío ni calor”. Aun así, defiende que la construcción “ha evolucionado mucho” gracias al avance en equipos de protección y a la formación obligatoria “y eso lo veo muy bien”.
El albañil teme que la mala imagen del trabajo manual esté empeorando el problema. “Creo que ahora querer trabajar en la construcción para un joven es como un delito, les da vergüenza decirlo”. Una percepción que contrasta con su propia satisfacción personal ya que “voy sucio y cansado, pero llego a casa, me ducho y soy el más feliz del mundo”.
Sobre el futuro del sector, lanza la advertencia de que “si los jóvenes siguen con la idea de ganar dinero sin mover el culo de la silla, nos vamos al carajo”. Considera que sin una incorporación constante de mano de obra joven será difícil mantener el ritmo de actividad y profesionalización alcanzado por el sector en los últimos años.

