Robots cotizando. Podría costar imaginarlo, pero es un posible escenario que se debate hoy, en el Congreso de los Diputados, a merced de José Joaquín Flechoso. Impulsor de ‘Cibercotizante’, y antiguo funcionario del Cuerpo Superior TIC de la Administración del Estado, ha explicado a ‘NoticiasTrabajo’ el futuro que se avecina y que no es tan lejano: la posible cotización de los sistemas automáticos a la Seguridad Social, organismo en el que estuvo años trabajando.
Perteneció a las primeras promociones de licenciados informáticos y ha estado vinculado toda su vida al ámbito tecnológico. Conoce, además, cómo funciona la Seguridad Social desde dentro, lo que le otorga una doble perspectiva. Pero, ¿por qué nace ‘Cibercotizante’? ¿De qué se trata esta sociedad? “El nombre arranca como tal porque mi planteamiento, desde hace ya unos cuantos años, es lanzar a la sociedad el debate de si los sistemas automáticos, robots, algoritmos, etcétera, deberían cotizar de alguna forma al Estado de Bienestar”.
¿Cómo lo harían? No le gusta hablar de propuestas, pero sí de posibles escenarios, y entre ellos, afirma, podrían hacerlo “bien en forma de prestaciones a la Seguridad Social o con algún tipo de impuesto”. El objetivo es que su sociedad funcione “como un ‘Think tank’ (grupo de expertos) para hablar sobre el tema de la digitalización y el empleo”. Ambas cuestiones se tratan a lo largo de este artículo, en el que se desgranan las claves.
Posibles escenarios de cotización
José Joaquín Flechoso plantea algunos de los posibles escenarios, identificando hasta 10 de ellos. El primero de ellos es un impuesto directo, como planteaba Bill Gates: si un robot reemplaza, por ejemplo, a 10 personas, y esas personas cotizaban por ‘X’ importe, que el robot tenga que cotizar por esta cantidad. Pero también se podría plantear una tasa, como la tasa turística, un impuesto progresivo, una cuota como tal a la Seguridad Social... Todos estos escenarios, es lo que quiere trasladar a la Comisión del Pacto de Toledo, ante la que comparece hoy, para que se cree un grupo de trabajo en el que puedan analizar este tema.
Lo que tiene claro, y reitera a lo largo de la entrevista, es que, independientemente del método de contribución que se escoja en un futuro, este debe salir del consenso: “Siempre que intentas poner un impuesto, nadie quiere ser el portavoz”, por ello defiende que se haga a través de una comisión, entendiendo que todas las fuerzas políticas deben ver que es algo que se tiene que hacer: "el Estado no puede dejar de recibir la contribución que tiene actualmente por los trabajadores y empresarios cuando se incorporen los sistemas automáticos. De alguna forma, esa pérdida de ingresos a las arcas del Estado, que se puede producir, se debe compensar".
Ese es un debate que quiere abrir, y avisa que, en el mismo, no puede haber ningún partidismo político: “No quiero que ningún partido se apodere de algo que es absolutamente transversal”. Un debate que, además, sería pionero en Europa y en muchos sitios del mundo, donde no ha trascendido de artículos o charlas, sin llegar a tocarse a fondo. Su objetivo es que este se lidere desde España y que se presente a la sociedad civil para que esta pueda realizar también sus aportaciones.
Necesidad de reformar el Estatuto de los Trabajadores
La digitalización ya está alterando ciertos procesos, del mismo modo que ha incorporado sistemas de trabajo que antes no estaban presentes, o al menos no en la misma medida, como el teletrabajo. Al igual que vienen defendiendo los sindicatos, Flechoso también menciona la necesidad de adecuar el Estatuto de los Trabajadores: “El Estatuto de los Trabajadores fue muy importante, definió el marco laboral, pero de eso han pasado más de 40 años. Yo creo que habría que hacer un estatuto pero del trabajador ya en la era digital, porque evidentemente las situaciones han cambiado, el mercado de trabajo ha cambiado y también las relaciones laborales”. Más aún, atendiendo a que la digitalización es un fenómeno “imparable”: “el derecho laboral ha de adaptarse a estas nuevas circunstancias y también digo que entre todos tenemos que hacer nuestras aportaciones”.
“Hay que redundar al máximo los esfuerzos en formación”
“Todo lo que significa digitalización, va a repercutir en favor del Estado de Bienestar, de eso no me cabe la menor duda”, arranca Flechoso. “Es cierto que, en cualquier caso, estamos en un proceso de transformación total. Y en esa transformación total va a haber empleos que van a desaparecer y otros que se van a ir generando”. No hay catastrofismo en su discurso, sino oportunidades, donde la formación siempre jugará un papel clave.
“Lo que hay que redundar al máximo son esfuerzos de formación y lo que se llama la 'upskilling y reskiling'”, explica, recordando que estamos en el año europeo de las competencias. Uno de los objetivos de la Brújula Digital 2030 de la Unión Europea, es que el 80% de la población, por entonces, tenga capacidades digitales suficientes “para no quedarse fuera en un futuro”. A propósito de los objetivos mencionados, mediante el ‘upskiling’, el trabajador aprende nuevas competencias para optimizar su desempeño, mientras que con el ‘reskiling’, se realiza un reciclaje profesional, adaptando al trabajador a un nuevo puesto de la empresa.
“No podemos dejar a nadie atrás”
Consenso y formación. Son las dos premisas desde las que debe partir la digitalización, con todo lo que conlleva. “No podemos dejar a nadie atrás”, reitera Flechoso, recordando de nuevo que, entre los objetivos sociales de la Unión Europea para 2030, se encuentra que al menos el 60% de los adultos participen en actividades de formación cada año y que al menos un 78% tenga trabajo dentro de ese área digital. La Brújula Digital de la UE también demanda que haya un total de 20 millones de especialistas TIC trabajando en la UE.
“Estos objetivos hay que conseguirlos, pero sin formación va a ser imposible hacerlo”. Como medio para conseguirla, destaca el catálogo formativo de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo, Fundae, que cuenta con su plataforma ‘Digitalízate Plus’ para adquirir algunas de las competencias más demandadas, transversales, de una forma gratuita, accesible para todos los públicos (actualmente, tienen también una convocatoria abierta de microcréditos).
También entiende que la formación debe nacer desde la escuela, que es algo que se está practicando ya en muchos centros públicos y privados, al igual que en los centros de enseñanza superiores, como es la universidad. Y, en este tema, sí debe lanzar un recado, que se quedó “pendiente” en la anterior legislatura: hay que reformar la formación en el trabajo, lo que es la verdadera formación del trabajador, un tema “muy importante". "A pesar de que tenemos una cifra de 2,8 millones de parados, resulta que hay unas 100.000 bajas que no hay forma de cubrirlas porque faltan especialistas", detalla, explicando que es un problema que conocen bien en las empresas.
Posible destrucción de empleo, ¿cómo se puede controlar?
Si se habla de sistemas automáticos, robots, IA o similares, siempre aparece un temor: la destrucción de empleo. “Hay que entender que la incorporación de robots, y no solamente robots de los que se pueden ver, como los que actúan de camarero, etcétera, va más allá. Están también los robot que responden a las siglas RPA, que son unos robots software que permiten, por ejemplo, realizar trámites administrativos más rápidamente. Son robots que trabajan 24/7, que están permanentemente trabajando.Y, ¿qué es lo que se va a hacer? ¿disminuir el número de funcionarios? No, van a cambiar la forma de trabajar. Incorporar tecnología, tareas de digitalización al trabajo, lo que hace es aumentar la productividad”.
En este sentido, continúa explicando, “si aumenta la productividad, deberías de ser más competitivo. Por supuesto, las empresas ganarían más dinero, y también la administración podría prestar un mejor servicio”. Porque las administraciones, enfatiza, “no están para ganar dinero, sino para dar el mejor servicio a los ciudadanos. Lo que estamos ganando es eficacia, se agilizarán los trámites”.
Pero, dejando a un lado las administraciones públicas, ¿qué pasa con las empresas privadas? “Si alguien utilizase algo parecido para reducir plantillas [en referencia a la incorporación de sistemas automáticos], creando un ataque hacia el empleo, lo que habría que hacer es penalizar ese tipo de actuaciones”.
Flechoso defiende que no se va a producir una destrucción de empleos, sino una conversión de puestos de trabajo. Por ejemplo, entiende que un cajero/a puede pasar a ser supervisor/a de un sistema de autopago. “Si alguien substituye puestos de trabajo simplemente porque hay una máquina que los hace, y no es capaz de crear un trabajo alternativo, yo creo que en ese caso lo que hay que hacer es penalizar a esa empresa”.
Ahí podría estar la clave, en imponer que las empresas tuvieran la obligación de crear puestos alternativos, que está ligado al reciclaje, ‘reskiling’, del que se hablaba antes. Además, un hecho menos conocido, que supondrá la incorporación de sistemas automáticos, es que va a bajar la penosidad laboral, siendo este, para Flechoso, uno de los objetivos de esta digitalización.
Un debate que hoy se trata en el Congreso de los Diputados
José Joaquín Flechoso debate hoy en el Congreso de los Diputados todas estas cuestiones, ante la Comisión del Pacto de Toledo, con la que ya ha tratado en el pasado. La posible cotización de los sistemas automáticos es algo que, incluso en este pacto, ya se recoge, específicamente en la recomendación 20.
La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, también abordó esta cuestión recientemente, en una entrevista para ‘La Voz de Galicia’, donde exponía que es un debate que se debe tener: “Son cuestiones que están encima de la mesa. Cualquier reforma o transformación, como lo hemos hecho en materia de pensiones, siempre se hará de la mano del diálogo social, ya que es la forma de que las reformas sean más avaladas y duraderas en el tiempo”.
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