Desde el primer momento en el que a una persona le diagnostican cáncer su vida cambia por completo. Pero, una vez superada la enfermedad, el mayor problema al que se deben enfrentar estas personas es a la reincorporación al mercado laboral. El aumento en la tasa de supervivencia, que en España se sitúa en el 53% de los casos a los 5 años, ha convertido esta cuestión en un tema de máximo interés en la actualidad.
Aproximadamente, la mitad de las personas que sufren esta enfermedad todavía están en edad de trabajar. De esta forma, muchas de ellas quieren volver a sus puestos de empleo tras haber superado el cáncer. Esa motivación por ‘volver a la normalidad’ y recuperar su vida anterior se convierte en su principal objetivo. No obstante, esta reincorporación a la vida laboral puede verse afectada en función de los efectos que haya causado el tratamiento.
Estos pueden ser temporales o permanentes. En la mayoría de los casos, una vez que el enfermo se ha recuperado de este proceso puede incorporarse a su trabajo habitual sin mayor problema. Sin embargo, es posible que, como consecuencia del cáncer, el paciente no pueda desempeñar su trabajo anterior a pleno rendimiento o no pueda volver a trabajar. En cualquier caso, estas son las acciones que debe llevar a cabo la empresa para que la vuelta al trabajo de estas personas se complete de forma satisfactoria.
Cómo acompañar a los que se reincorporan al mercado laboral
Teniendo en cuenta las circunstancias del empleado y la incertidumbre que crece en este por volver a su puesto, lo ideal es que la empresa adapte el empleo a las nuevas condiciones del trabajador. Esto quiere decir que la incorporación laboral debe ser progresiva para que, poco a poco, vuelva a desempeñar su labor al completo en la medida de lo posible.
Esto facilitará la percepción de control y de seguridad y repercutirá en un mayor bienestar psicológico y un menor estrés emocional. Así lo afirma la Dra. Paula Martínez López, Coordinadora académica del Grado en Psicología de la Universidad Internacional de Valencia.
De esta manera, se deberá tener en cuenta las secuelas o efectos de la enfermedad y los tratamientos, así como las características del puesto de trabajo y las funciones que hasta el momento realizaba el empleado para que su desempeño en el puesto actual sea satisfactorio. Por otra parte, si fuera necesario, se podrá reconocer el grado de discapacidad correspondiente.
Por último, será imprescindible que durante todo el proceso exista una buena comunicación entre el trabajador/a y la organización, incluidos los compañeros. Llevando a cabo estas pequeñas acciones se permitirá realizar los cambios necesarios para conseguir un buen ajuste entre el trabajador y su puesto de trabajo. De esta manera, se fomentará las actitudes positivas entre todos los miembros de la organización.
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