
Un clásico: horas y horas estudiando y a los pocos días no nos acordamos de nada. Es algo que, sobre todo, ocurre nada más acabar un examen. Tras completar todas las preguntas y salir de clase, parece que la información se ha esfumado del cerebro. Un problema todavía mayor cuando, justamente, ocurre antes de presentarnos a la prueba. Es algo que ocurre con frecuencia a estudiantes y opositores y, de hecho, tiene un nombre: la curva del olvido.
El término fue acuñado por primera vez por Hermann Ebbinghaus, filósofo y psicólogo alemán famoso por su investigación pionera sobre la memoria. Su descubrimiento demostró que memorizar no es lo mismo que aprender e inició un debate que sigue en nuestros días: ¿es útil invertir largos periodos de tiempo en algo que no se va a retener en la mente?
La curva del olvido es inevitable pero sí que se puede modificar (para bien). Con una buena estrategia de estudios, se pueden paliar sus efectos para realizar un aprendizaje eficaz. El tiempo, como dicen, es oro. Por ello, es importante conocer cómo funciona este proceso natural del cerebro y aplicar varias medidas para combatirlo. Unas medidas que ayudarán especialmente a todas aquellas personas que se están preparando unas oposiciones o están con exámenes importantes, como es el caso de la EBAU.
¿Qué es la curva del olvido?
La curva del olvido representa la pérdida de información gradual que almacenamos en la memoria, que se va perdiendo con el paso del tiempo. La curva, incluso, tiene su representación gráfica en sentido descendente. Según apuntan desde la Escuela de Negocios de la Innovación y los Emprendedores (IEBS), lo que memoriza una persona se desintegra tan rápido que, tras unas horas, solo se recuerda aproximadamente el 50% de la información. Con el paso del tiempo, este porcentaje se incrementa proporcionalmente.
¿Por qué olvidamos lo que aprendemos?
Son varios factores los que influyen en la duración de la curva del olvido. Esto es, la rapidez con la que se olvida la información:
- El grado de complejidad de la información.
- La importancia que tenga para la persona: si le resulta de interés o le es indiferente. Cuánto más relevante sea, más se tardará en olvidar.
- Cómo se representa la información: si utiliza gráficas, imágenes, textos u otros recursos.
- Las características de la persona: no todos cuentan con la misma capacidad de retención, al igual que hay determinados individuos que memorizan mejor un tipo u otro de información.
- Factores fisiológicos o psicológicos, como pueden ser el estrés, el cansancio, el estado de ánimo o el sueño.
Cómo evitar la curva del olvido
Existen varias técnicas para evitar la curva del olvido si se está preparando unas oposiciones o un examen. Estas se fundamentan en torno a tres pilares: el proceso de estudio, realizar autoevaluaciones y repasar, tal como enumeran desde ‘Oposita test’.
Proceso de estudio y retención
Siempre debe adaptarse a las necesidades del estudiante, aunque hay una serie de recomendaciones que se pueden seguir de forma general:
- Elegir un lugar para estudiar silencioso y acogedor.
- Marcarse objetivos realistas y organizar cómo conseguirlos.
- Repartir el temario de forma proporcional al tiempo con el que se cuenta.
- Fijar una rutina de estudio: mejor si son sesiones cortas y frecuentes que largas y espaciadas. Tienen que incluir pequeños descansos.
- Eliminar elementos de distracción e intentar estudiar con la máxima concentración.
- Subrayar la lectura del tema, hacer esquemas y mapas mentales.
Test de autoevaluación
Acabado un tema, lo más conveniente es ponerse a prueba. Los test de autoevaluación son una valiosa herramienta que muestran qué partes hay que reforzar. Se pueden realizar de cada tema, así como de varios, siendo lo ideal acabar haciendo una evaluación global del temario. Estas son algunas prácticas para llevarlos a cabo:
- Realizar test cortos de entre 25 y 30 preguntas por cada tema.
- Cada tres días, efectuar un test de longitud media, de entre 50 y 60 preguntas sobre los últimos temas estudiados.
- Cada 16 días, practicar con test largos de aproximadamente 100 preguntas con todo lo estudiado.
Proceso de repaso
Un plan de repaso permite ralentizar la curva del olvido. Lo aconsejable es combinar el estudio de nuevos temas con los anteriores. También es importante distribuir correctamente los repasos, siendo más eficaces si se ejecutan de la siguiente forma:
- Un primer repaso al día siguiente de haber estudiado el tema.
- Un segundo repaso entre 5 y 7 días después del primero.
- Un tercer repaso a los 15 días.
- Tras estos, se pueden ir espaciando. Antes del examen, habría que realizar uno general.

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