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Una inmigrante no se corta al hablar sobre los pueblos que te pagan por vivir y trabajar: “En mi pueblo pago 200 euros de alquiler y vivo tranquila, pero para trabajar hay que desplazarse”

Varios vecinos cuentan cómo es instalarse en pequeños municipios que buscan atraer nuevos habitantes, y las ventajas y desafíos que afrontan los extranjeros que se animan a dar el paso.

Imagen de una de las entrevistadas
Imagen de una de las entrevistadas |YouTube
Francisco Miralles
Fecha de actualización:
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Son muchas las personas que deciden abandonar las ciudades para volver a los pueblos, aquellos considerados dentro de lo que se conoce como “la España vaciada”. A esta tendencia se ha sumado otra modalidad, la de los pueblos que “te pagan por vivir allí” y, en algunos , también hay trabajo. Con vivienda barata, ayudas y facilidades para atraer a nuevos vecinos “especialmente familias jóvenes”, cada vez son más los inmigrantes que ven en estas localidades una oportunidad para comenzar una vida más tranquila y asequible.

El canal de YouTube Soy Fabián Dicosta ha visitado uno de estos pueblos para hablar con residentes locales y extranjeros sobre cómo es vivir y trabajar allí. Las opiniones dibujan un panorama con luces y sombras. Tranquilidad, naturaleza y comunidad, pero también pocos empleos y necesidad de desplazarse a otras localidades para trabajar.

Aquí pago 200 euros de alquiler en una casa del ayuntamiento y vivo mucho mejor que en la ciudad”, cuenta una vecina. La vida es más lenta y saludable: “Puedes salir a pasear, tienes piscina en verano, actividades para niños y todos nos conocemos. Es mucho más sano que vivir en un Madrid, donde es todo prisas y agobio”.

“Vivienda barata, pero poco trabajo”

Uno de los mayores atractivos son los precios de la vivienda. El ayuntamiento ofrece casas en alquiler a precios que rondan los 200 o 300 euros, según el tamaño y si cuentan con subvenciones. Además, en los últimos años han instalado fibra óptica y mejorado los servicios básicos. “Tenemos colegio hasta primaria, guardería, centro médico con urgencias y transporte público a pueblos cercanos”, explica una residente.

Sin embargo, el empleo sigue siendo el punto débil. “Aquí hay algunas empresas, pero no suficientes para todos. La mayoría trabajamos en pueblos cercanos, a 15 o 20 minutos en coche”, explica otra vecina que se desplaza a Aranda de Duero. En algunos casos, la búsqueda de empleo se complica, explican. “Es feo decirlo, pero muchas veces va por enchufe. Si no tienes contactos, cuesta encontrar trabajo”, admite una camarera.

En este pueblo conviven españoles con personas procedentes de Rumanía, Bulgaria, Colombia, Argentina o Marruecos. “Aquí nunca ha habido racismo, somos todos iguales”, afirma una vecina local. No obstante, algunos extranjeros matizan que, al principio, la acogida puede ser distante. “Es como cuando ves algo desconocido, te da un poco de miedo. Pero con el tiempo te acostumbras y te integras”, explica un residente extranjero.

La clave, dicen, es participar en la vida del pueblo, entre las que se encuentran salir al bar, relacionarse, apuntar a los hijos a actividades y no quedarse encerrado en casa. “Si te abres, la gente te acoge sin problema”, coinciden.

¿Vale la pena mudarse?

La respuesta depende de cada situación. “Yo lo recomiendo. Vives más tranquilo, sin estrés, y si tienes familia es ideal. Pero tienes que venir con carnet, algo de ahorro y, si es posible, con un contacto que te ayude a encontrar trabajo”, aconseja una vecina.

La vida en la España rural puede ser una oportunidad para quienes buscan escapar del ritmo frenético de las ciudades, siempre que se tenga en cuenta la realidad laboral. “Aquí tienes paz, naturaleza y comunidad, pero para ganarte la vida muchas veces hay que coger el coche y salir a buscar trabajo fuera” da como resumen una de las entrevistadas.