Un jubilado de 70 años con una pensión de 1.062 euros pierde su vivienda y se ve obligado a vivir en la calle por no poder pagar el alquiler: “esta era mi casa”

Al llegar a la edad de jubilación, esperamos que nuestra pensión sea lo suficiente para tener un mínimo de calidad de vida. Pero a veces no es así y podemos incluso llegar a perder nuestra vivienda. Esto es lo que le ha pasado a Tony Sinclair, un jubilado de 70 años, pasó de tener una vida estable trabajando como conductor de autobús a vivir en la calle. Con una pensión de 1.062 euros, unas 880 libras mensuales y un alquiler de 1.207 euros, unas 1.000 libras al cambio, no pudo seguir pagando su vivienda y terminó viviendo en la calle bajo una tienda de campaña en el centro de Londres. “Tuve que tomar esa decisión”, recuerda. “No podía seguir pagando el alquiler”.

Según explica a una entrevista concedida al medio The Guardian, este jubilado nacido en Manchester, fue adoptado junto a sus hermanos por una familia de acogida. De joven, se alistó en el ejército y, al volver a la vida civil, trabajó como conductor de autobús. A los 28 años se trasladó a Londres, donde también condujo taxis y llegó a gestionar una estación de trabajadores autónomos. Finalmente, regresó a los autobuses, un trabajo donde explica que disfrutó durante más de 20 años. “Me encantaba, era un buen trabajo”.

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Así como su vida era feliz, todo se torció al llegar la pandemia de Covid-19. La muerte de su expareja y la elevada tasa de fallecimientos entre los conductores de autobús, le dio de que pensar sobre su situación laboral. “Cinco conductores murieron en un mes en una estación cercana”, señala. Sinclair reclamó en su empresa, pero esto acabó en conflicto y el despedido. “Pasé tres años luchando en los tribunales. Era caro y agotador”.

Sin ingresos suficientes, este jubilado intentó vivir con su hermano en Manchester, pero no fue como esperaba y volvió a Londres sin vivienda, por lo que tuvo que vivir en la calle. Fue entonces cuando un hombre sin hogar le habló del campamento de Huntley Street, junto al hospital University College. Con una tienda de campaña y, aunque la situación no era ideal, se instalo, viviendo en la calle. “Me uní a un gimnasio para poder ducharme todos los días. Pasaba horas en la biblioteca trabajando en mi caso legal”.

En ese momento se dio cuenta lo duro que era vivir en la calle. “He visto a gente ser atacada”, manifiesta. Entre sus compañeros de campamento había personas en situaciones similares a la suya. “Un hombre que estaba a mi lado era gerente de un bar, pero no podía pagar el alquiler después de la manutención de sus hijos. Acabó aquí”.

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El 10 de noviembre de 2023, la policía desmanteló el campamento donde vivía. Fue detenido, por negarse a abandonar el lugar y, cuando fue puesto en libertad, vio que su tienda de campaña y todas sus pertenencias habían sido destruidas. “Mi pasaporte, mi bomba para el asma... lo habían tirado todo”, lamenta.

Sin vivienda y sin sus pertenencias

Al pedir las cámaras se vio como su tienda de campaña con sus cosas fueron aplastadas por un camión de basura, estas imágenes recorrieron las redes sociales y provocaron indignación. Para muchos, la actuación fue desproporcionada, ya que Sinclair paso toda su vida trabajando y ahora se ve abocado a vivir en la calle y con lo único que tenía destruido.

Mas allá de este indícente, finalmente Sinclair pudo coger una compensación económica por su detención y por destrozarle su tienda de campaña y sus cosas, aunque él sigue viendo con escepticismo cualquier promesa de cambio. “No se puede tratar así a la gente”, dice con resignación. “Nos empujan a los márgenes y luego fingen que no existimos”.

A pesar de haber trabajado toda su vida y ahora verse en la calle, Sinclair no cree que la situación de las personas sin hogar mejore pronto. “Escucho a los políticos hablar de vivienda asequible, pero no creo que eso ocurra”, afirma.