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Un jubilado ayuda a su hija a pagar la vivienda a cambio de quedarse en ella y ahora será desahuciado: “No tengo adónde ir”

El hombre, de 67 años, creyó que podría pasar su jubilación en la vivienda de su hija, a la que ayudó económicamente, pero la justicia le ha dado la razón a ella y ordena el desalojo.


Un jubilado serio
Un jubilado serio |Archivo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Todos los padres ayudamos a nuestros hijos pagándoles recibos, gastos e incluso la hipoteca con el objetivo de ayudarlo y sin pensar en las consecuencias legales. Esto es lo que ha vivido el señor Wang, un jubilado chino de 67 años, que tras ayudar a su hija a comprar una casa en Francia, ha sido finalmente obligado a abandonarla por orden judicial. La propiedad, situada en Gradignan, en el suroeste del país, fue comprada en 2014 y puesto en los papeles de escritura a nombre exclusivo de la hija, pese a que su padre aportó la mayor parte del dinero. En enero, el hombre se instaló en la vivienda sin el permiso de su hija, ya que este no tenía donde vivir, lo que dio lugar a una disputa legal que ha terminado con una orden de desahucio.

Según informa el diario Sud Ouest, el señor Wang había vendido su casa en Pekín con la idea de jubilarse en Francia junto a su hija. Aprovechando su ausencia, accedió al inmueble y cambió las cerraduras, convencido. Sin embargo, la propietaria fue alertada por el sistema de videovigilancia y presentó una denuncia.

Creía que podía vivir allí. Había ayudado a mi hija a comprar la casa y pensé que era lo más justo”, explicó el jubilado tras conocer la sentencia. Pero el tribunal de lo contencioso-administrativo de Burdeos fue tajante y establecido que el título de propiedad está únicamente a nombre de la hija, por lo que el padre no tiene ningún derecho legal sobre la vivienda, así como a residir en ella.

La justicia no reconoce su aportación

Durante el proceso, el abogado de señor Wang intentó explicar que vivía en la vivienda, ya que su hija no lo hacía, vivienda parte de su vida en Francia y otra parte en Luxemburgo, lo que intentaría demostraría que el padre no estaba interfiriendo en su uso de la casa. Además, pidió una prórroga de un año antes de abandonar el inmueble, debido a su edad, las cuales ningunas de estas peticiones fueron aceptadas.

En este sentido, el tribunal recordó que la propiedad es exclusiva y que el tribunal no se corresponde saber si el padre contribuyó o no económicamente a la adquisición. “La propietaria puede seguir utilizando esta dirección como su domicilio, aunque resida temporalmente en el extranjero”, concluyó el juez.

La ocupación del padre no solo tensó la relación familiar, sino que también interrumpió la venta de la vivienda, ya que la hija tenía previsto venderla y firmar el traspaso con unos compradores. Al enterarse de que había una persona residiendo allí sin permiso, los interesados anularon la operación, lo que le causo un perjuicio económico. “Mis compradores se retiraron cuando supieron que él vivía allí. No querían verse envueltos en un problema legal”, explicó la hija a los medios locales.

“No tengo adónde ir”

Afectado por la resolución judicial, el Sr. Wang ha expresado su desesperación: “No tengo adónde ir. Viviré en la calle hasta que muera”, ha declarado. El fallo establece que, si no abandona el domicilio por voluntad propia, la policía podrá intervenir para ejecutar el desalojo. Hasta ahora, no se ha informado de ningún recurso presentado por su defensa, ni de medidas alternativas de alojamiento.

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