Son muchos los jóvenes españoles que buscan un futuro laboral fuera de España, y es ahí donde Europa se ha convertido en una de las opciones preferidas, por sus salarios y por la posibilidad de ahorrar. Suiza, con sus sueldos altos y la promesa de prosperar, es hoy uno de los destinos favoritos para quienes sueñan con mejorar su vida. Ahora bien, “no todo es el salario” y pocos se detienen a pensar en lo que supone realmente empezar de cero en otro país, lejos de la familia y de las costumbres. Adrián, un granadino de 23 años que trabaja en un Burger King en la región de Zúrich, lo cuenta sin filtros: “Aquí gano 3.300 euros al mes, pero currar aquí no es ningún chollo. Hay que sacrificar mucho y no todo el mundo está preparado para esto”.
Según relata en una entrevista para el canal MeVoyalMundo, Adrián aterrizó en Suiza el pasado septiembre, impulsado por el ejemplo de su mejor amigo y de su antigua profesora particular, ambos emigrados al país helvético. “Ves lo que se gana aquí y lo poco que necesitas estudiar para conseguirlo, y te planteas dar el salto. Pero nadie te cuenta todo lo que hay detrás: el papeleo, los alquileres imposibles y la soledad”, explica.
Alquileres imposibles y ayuda entre compatriotas
El primer reto es conseguir un sitio donde vivir. En Suiza, como relata Adrián, alquilar un piso es una auténtica odisea para los extranjeros: “Si compites por una vivienda con suizos, se la quedan ellos. Hasta que conseguimos una casa para los cuatro (mi amigo, su hermana, otro compañero y yo) pasamos por entrevistas y listas de espera”. El alquiler les sale a unos 2.000 francos, que dividen entre cuatro, “unos 500 por cabeza, que para Suiza está muy bien, pero es en un pueblo a 40 minutos de Zúrich”.
El boca a boca y conocer a alguien que ya esté allí es fundamental: “Sin alguien que te eche una mano para empadronarte, ni siquiera puedes empezar a buscar trabajo”.
“Un trabajo rápido… pero muy duro”
Entrar a trabajar en un Burger King puede parecer sencillo, pero la realidad es otra. “Empecé cobrando un poco menos, 19,70 la hora, porque los tres primeros meses son de prueba, y si no les gustas, te despiden”, explica. Los turnos son variables, y hay semanas de once horas diarias y casi sin días libres. “Aquí no hay suizos trabajando en Burger King, somos todos extranjeros: españoles, venezolanos, húngaros, albaneses…”.
Adrián reconoce que el trabajo es duro, y que si bien el salario parece alto comparado con España, el ritmo es exigente: “He llegado a no descansar en diez días seguidos, pero al menos cada hora cuenta y se paga”. El ambiente, multicultural, ayuda a sobrellevar el día a día, pero también muestra la cruda realidad. “La mayoría estamos aquí para ahorrar, sin tiempo para salir o gastar en tonterías” explica.
Gastos, ahorro y vida en Suiza
¿Merece la pena? Depende de la perspectiva. “Con lo que gano, puedo ahorrar hasta 2.000 euros al mes, pero solo si me ajusto y no me dejo llevar. Comer en casa, nada de salir, y los gastos fijos son altos: seguro médico obligatorio (unos 200-250 francos al mes), más alquiler y comida”. El coste de vida es alto, pero como matiza, “el aceite de oliva, por ejemplo, está más barato que en España; el resto, depende del producto, pero no es tan desorbitado como se dice”.
Salir a cenar, ir a la peluquería o tener coche disparan el presupuesto. “Un café cuesta 4 francos, cortarte el pelo 25, y tener un coche propio te sale por un dineral en seguro”.
¿Por qué Suiza y no otro país?
Adrián no tenía claro su futuro en España, y lo que le convenció fue ver a amigos y conocidos prosperar allí sin necesidad de una gran formación: “Aquí puedes empezar sin estudios superiores, con inglés básico te defiendes y el alemán se va aprendiendo poco a poco en el trabajo”. Él mismo trabajó de camarero, repartidor, en almacenes y obras antes de dar el salto.
La vida no es fácil, ni la integración con los suizos, que según cuenta, “son muy cerrados, cuesta hacer amigos, y a veces notas miradas de recelo por ser extranjero”. La soledad pesa, y el clima no ayuda: “El tiempo es imprevisible, llueve, hace frío en pleno julio… pero te adaptas”.
Más allá del Burger King: soñar con prosperar
El objetivo de Adrián es claro: trabajar duro 10-15 años, ahorrar y volver a España para comprarse una vivienda y vivir de las rentas. “Con lo que gano ahora, ya puedo ahorrar, pero si consigo cambiar de trabajo o mejorar el idioma, los sueldos se disparan. Un panadero gana más que yo, y un entrenador personal puede superar los 10.000 francos al mes”, relata.
Mientras tanto, recomienda a quien quiera ir a Suiza que no se fie de los vídeos virales y que prepare la aventura con cabeza: “Hay trabajo, sí, pero te toca empezar por lo más duro. Lo mejor es venir con casa asegurada y un contacto que te ayude a empadronarte. Y si no, buscar empleo en hoteles que den alojamiento al principio”.
“Aquí el que quiere, puede trabajar y ahorrar, pero nadie te regala nada”
Suiza ofrece seguridad, salarios altos y oportunidades, pero también exige esfuerzo, sacrificio y mucha paciencia. “El que viene pensando que va a hacerse rico en dos días se equivoca. Hay que trabajar mucho, saber adaptarse, y estar dispuesto a empezar de cero”, zanja Adrián.
Una historia que rompe el mito del paraíso fácil para emigrar y que recuerda que, tras los sueldos altos, se esconde una vida de trabajo duro, soledad y adaptación continua. “No me arrepiento, pero no es para todos. Aquí, solo prospera quien sabe lo que quiere y está dispuesto a sacrificar muchas cosas”.

