En una entrevista publicada por @lover.studiosss, un chatarrero cuenta cuánto gana con la chatarra y cómo empezó en este negocio que según él no para de crecer. “Chatarrería a tope. Si voy a full, chatarrería a tope, o sea, nos sale la chatarra por las orejas”, dice riendo. Para él, el negocio nunca se detiene: “Está en auge. Lo de la crisis, yo no conozco lo que es la crisis, tío. Es una locura.”
Cuando le preguntan cuánto factura, responde sin rodeos: “A lo mejor al año por chatarrería, ocho, nueve palos.” Lo dice con la calma de quien lleva toda una vida en el oficio. “Yo vengo de una familia muy máquina, muy máquina, muy máquina.”
Pero si algo le llevó a dedicarse a la chatarra eso fue uno de los momentos más importantes de su vida, cuando su padre falleció. “Mi papá murió. Fue una gran depresión, y yo en los momentos críticos tengo siempre una buena elección. Mi papá estaba en el lecho de muerte... ¿Qué haría Dios? Abrir la chatarra. Me puse a abrir la chatarra.”
Desde entonces, su vida gira alrededor del metal. “Desde ese día yo estoy en la chatarra.” Y mientras otros sectores se hunden, él sigue al pie del cañón, convencido de que su trabajo (tan duro como rentable) es inmune a cualquier crisis.