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Un albañil no se corta explicando lo que pueden ganar al día: "Algunos cobran un almuerzo; otros tienen la costumbre de comer y van y cobran euros"

El creador de contenido ironiza sobre los prejuicios hacia los albañiles y explica por qué sus tarifas varían tanto.

El albañil en el video
Un albañil no se corta explicando lo que pueden ganar al día: "Algunos cobran un almuerzo; otros tienen la costumbre de comer y van y cobran euros" |TikTok (@renovaformerpro)
Antonio Montoya
Fecha de actualización:
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Un albañil ha querido hablar sin tapujos de lo que puede cobrar un trabajador de la construcción al día, ironizando sobre lo que algunos cobran, en alusión a lo que muchas veces ocurre cuando clientes protestan por los altos presupuestos que ponen en las obras. El creador de contenido Renova Former Pro lo ha puesto de manifiesto en uno de los vídeos de su canal de TikTok (@renovaformerpro) con su característico tono sarcástico y directo: “Hoy sin pelos en la lengua os voy a decir cuánto cobra un albañil. ¿Sabes cuánto cobra un albañil? Cobra lo que quiere cobrar.” Así de claro lo deja este trabajador de la construcción nada más empezar el video, dejando ver lo difícil que lo tienen los albañiles hoy en día para preparar sus presupuestos, de ahí que cada vez menos gente se quiera dedicar a trabajar en la construcción.

El vídeo mezcla humor, ironía y realidad. En poco más de un minuto, Renova disecciona las diferentes formas en las que la sociedad percibe el trabajo de un albañil. “Algunos cobran un almuerzo. Si es tu cuñado, tu amigo, el amigo del amigo… y con una paella está todo hecho. Otros, en cambio, tienen la costumbre de comer y va y cobran euros. Vaya tíos.” Con esa frase, el creador pone el dedo en la llaga: los prejuicios que aún existen hacia los oficios de la construcción, donde muchos esperan precios de favor o trabajos casi gratuitos.

“Depende de si tiene furgoneta, paga gasoil o lo hace todo en negro”

El obrero cambia su tono irónico por reflexiones más realistas, en la que pone en valor todo lo que puede llegar a influir en los precios que marca un albañil en sus presupuestos: “Va a depender si es autónomo, si tiene empresa, si tiene furgoneta, si paga gasoil, si no es autónomo, si lo hace todo en negro, si no paga IVA, si no paga seguros ni Seguridad Social.
Con esta enumeración, retrata la variedad de situaciones que existen en el sector: desde el trabajador asalariado que cobra por convenio hasta el autónomo que asume todos los gastos de materiales, transporte e impuestos.

Este albañil no habla de un sueldo o unos precios exactos ya que, como él mismo explica, puede depender de muchos factores “va a depender, pero bueno, tienen la costumbre los albañiles de cobrar. Vaya gente, ¿eh?” Aun así, menciona que hay quienes cobran entre 100 y 160 euros al día, y que los más cualificados o los que se desplazan largas distancias pueden llegar “hasta 180 o 200 euros en un día.

“Hay algunos que se quieren hacer de oro… y otros que no cobran nada”

Entre risas, el vídeo también refleja la diversidad de precios y condiciones dentro del sector de la construcción. “Algunos se quieren hacer de oro, madre mía, y cobran una leña. Y otros no cobran nada.” La exageración sirve para remarcar una realidad evidente: la enorme diferencia entre trabajar legalmente o hacerlo “en negro”, entre ser un profesional con experiencia y medios o un improvisado que hace chapuzas.

Este albañil lo resume con una frase clara: “Si el oficial es muy bueno y un tío que vale la pena porque deja las cosas fetén, pues también vale la pena. Y si es un tío que es único, pues es único, es lo que hay.” Una manera clara de recordar que la calidad y la profesionalidad también tienen un precio.

Desde un almuerzo hasta 200 euros al día

El vídeo termina con un mensaje reivindicativo. “Pues sí, pueden cobrar lo que quieran. Desde un almuerzo hasta 200 euros al día.” La frase, que podría parecer exagerada, encierra una crítica profunda: el problema no está en lo que se cobra, sino en que todavía se cuestione que los oficios manuales cobren por su trabajo.

Con el mismo tono informal con el que empezó, el obrero lanza una reflexión que da que hablar: los albañiles no hacen favores, trabajan, y su tiempo, su conocimiento y su esfuerzo deben valorarse como el de cualquier otra profesión. “Vaya gente los albañiles… tienen la costumbre de cobrar.” Una frase que, entre risas, se ha convertido en un lema sobre dignidad laboral.