La política de endurecimiento monetario, que cumple prácticamente el aniversario de su entrada en vigor, se aproxima a su fin. Esta semana se antoja clave para definir el horizonte próximo de acción tanto del Fed, la Reserva Federal estadounidense y prácticamente el que marca tendencia en el resto de bancos centrales en cuanto a la toma de decisiones, como del Banco Central Europeo (BCE).
Los primeros síntomas de debilidad que evidencia la inflación, tanto en su interacción mundial como continental, en la europea, ha provocado que los dos principales órganos rectores de la economía mundial revisen a la baja la intensidad de su estricta política monetaria, dirigida a comprimir la inflación hasta umbrales mínimos. En el caso del BCE, un 2%.
Ambos deben hilar fino para no levantar el pie del acelerador antes de tiempo, pero tampoco para pasarse frenada con el encarecimiento del precio del dinero con el objetivo de enfriar la economía. Pero claro, al hacerlo tanto, al otro lado asoma el fantasma de la recesión.
Por ello, deben moverse con inteligencia y rapidez en esa estrecha frontera y calibrar estratégicamente, de esta manera, la intensidad y el número de las últimas subidas de los tipos de interés, ante los que permanecen expectantes inversores, entidades bancarias, gobiernos y la ciudadanía, en general.
¿Cuántas subidas más de tipos se esperan en los próximos meses?
La economía estadounidense, si no una de las más potentes del mundo, es una de las que más ha resistido los golpes de la inflación. Sin embargo, esta también aguanta más de lo que se preveía. Por lo que, a punto de ver la luz al final del túnel, existen dudas en su seno sobre la conveniencia de ejecutar otra subida en la cumbre con el objetivo de analizar el dato de la inflación de mayo, que puede otorgar una referencia clave.
Las previsiones es que se mantengan los datos en tendencia similar. Por lo que sí se espera otra alza. Así lo han hecho el Banco de Australia y el Banco Central de Canadá después de un parón de varios meses en los que constataron que el alza de precios aún no había finalizado y así parecen indicarlo los mercados, que otorgan un 30% de probabilidad a este hecho.
Tal y como señalan desde Bank of America, “la economía de EEUU sigue resistiendo y las previsiones del gráfico de puntos sobre los tipos que facilite la Fed podrían apoyar las expectativas de que, incluso si no suben los tipos en junio, es más probable que la próxima medida sea una subida antes que un recorte”.
La encrucijada de Lagarde
Atento estará, inevitablemente, el BCE sobre la decisión final del Fed. Del tono y el cariz de ese mensaje dependerá el rumbo del organismo presidido por Christine Lagarde, que, sin embargo, sí que ha asegurado, salvo giro drástico de los acontecimientos, de un 0,25%. La mitad que salvo la última vez.
Un síntoma evidente de que la política de endurecimiento monetario continúa en buen rumbo y que dejaría un tipo terminal para la facilidad de depósito en el 3,75%. Sin embargo, el panorama es más sensible para el BCE, con una inflación más considerable que su homólogo estadounidense. En Bank of America esperan un mensaje del BCE de que habrá más alzas de tipos además de la de este jueves, aunque “es probable que se muestre impreciso sobre si eso significa una o varias subidas adicionales”.
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