José Luis está ya jubilado, pero se niega a decir adiós al proyecto de su vida. No quiere que desaparezca. Que se borre del mapa tantos y tantos años de trabajo. “Una historia tan bonita”, como él cuenta emocionado. Y es que lo que esconde detrás ‘Terraloe’, la marca que fundó años atrás con su hermano mellizo, Julio, es puro sacrificio. Pero también ilusión.
Todo empezó cuando tenían 15 años, edad a la que ya estaban trabajando de botones para la multinacional Holiday Magic Spain, que fabricaba y comercializaba productos de cosmética. Ahí, poquito a poco, confiesa a ‘NoticiasTrabajo’, fueron subiendo escalones: de botones a auxiliares administrativos, de ahí a administrativos, a adjuntos del departamento y finalmente a jefes de departamento (su hermano del almacén central y él del control de inventarios).
“Nuestra trayectoria ha sido maravillosa, entre comillas, porque nadie nos ha regalado nada”
¿Qué pasó? La empresa cerró. Y, con su cierre, llegó una oportunidad: les ofrecieron cobrar la indemnización en productos. Ambos aceptaron y se convirtieron en empresarios, creando en 1983 la Compañía Distribuidora de Cosméticos, S. A. Un movimiento atrevido para la época.
No contentos con ello, quisieron lanzar un proyecto propio, Aloe Vera Cosméticos SL., que vio la luz en 2004. Con él, ‘Terraloe’, una marca de productos elaborados a base de aloe vera 100% natural y en la que José Luis todavía cree, en la que tiene esperanza. Es esta, y “su potencial”, lo que le mueve a estar buscando a alguien que quiera ‘rescatarla’. Que se interese por ella y sea capaz de relanzarla. Como acto de fe, ha renovado la marca por un total de 10 años. No se rinde a sus 69 años.

‘Terraloe’, al lado de Clinique o Yves Saint Laurent
José Luis cuenta orgulloso que los productos de ‘Terraloe’ se llegaron a vender al lado de artículos de marcas tan aclamadas como Yves Saint Laurent o Clinique, en superficies como El Corte Inglés o “perfumerías de alto standing”. Aunque su mercado de mayor éxito fue, sin duda, las Islas Canarias. A pesar de ello, una serie de circunstancias le llevaron a echar la persiana. Ellos, que habían llegado a estar en la Gran Vía de Madrid.
A día de hoy, no cuentan con ningún activo: no tienen ninguna tienda abierta y, como se puede prever, no comercializan ningún producto. “El único activo que me queda es la marca y el nombre de la empresa”, explica a este medio. ¿Qué les llevó hasta aquí? Se juntaron varios factores, entre ellos unos problemas de salud. José Luis fue operado de cáncer de próstata en 2018, lo que ya le une de por vida a revisiones sanitarias periódicas. Su hermano, a consecuencia del Covid-19, estuvo hasta 5 meses ingresado en el hospital de La Paz, de marzo a julio de 2020.
“Yo podría colaborar con quien se interese por ella, pero no estoy en condiciones de hacer ese rebranding”
Eso, unido a algún balance que no salió tal y como esperaban, hizo que les fuera imposible seguir al mando de la empresa: “Nuestra trayectoria ha sido maravillosa, entre comillas, porque nadie nos ha regalado nada. Hemos sido en cierto modo una empresa familiar, como aquel que dice unas hormiguitas. Pero cuando los balances no salen y la situación está complicada, pues los que más te quieren te dicen que cierres”.

Él, a pesar de todo, es optimista. Y busca a un emprendedor o emprendedora con un proyecto interesante que sepa sacarle todo el jugo a ‘Terraloe’. Es lo que tiene que ofrecer, la marca y el nombre de la empresa, con deuda cero: “Yo lo que he hecho ha sido renovar la marca unos 10 años [en el portal europeo]. Estoy tocando puertas, incluso he tenido algún acercamiento con empresas importantes. Quiero intentarlo. Sinceramente, creo que tenemos algo muy bonito, la marca es preciosa y si lo pilla alguien que entienda de marketing, o de administración de empresas, pues claro que le puede dar otra oportunidad a la marca. Yo podría colaborar con quien se interese por ella, pero no estoy en condiciones de hacer ese rebranding para volverla, digamos, a relanzar”.
José Luis no tira la toalla. Dice que han sido “unos campeones”. Y, en honor a su historia, se ha dado este tiempo de 10 años para ver si una puerta se abre. Como aquella que se le abrió unas décadas atrás, cuando parecía que la única opción, al menos para el resto de despedidos de Holiday Magic Spain, era marcharse y solicitar el paro. Ellos no fueron a lo fácil, decidieron emprender. Y encontrar a la persona adecuada que ahora lo haga relanzando su marca, sería el perfecto final. Cerraría el círculo.

