Regresar al hogar de los padres se ha convertido en una tendencia cada vez más habitual entre jóvenes (y no tan jóvenes) debido al alto precio de la vivienda tanto en venta como en alquiler. Esto no es un problema que afecte sólo a España, sino que aparece en otros países como Irlanda donde una madre soltera de 34 años llamada Samantha Sheehy ha regresado a su habitación de la infancia, con una cama estrecha que comparte con su hijo y su madre ya mayor. Ayuda con los gastos como las facturas de la luz, el agua y la compra, pero quiere vivir independiente.
Pero no puede, como explica en el diario RTE donde ha contado cómo su padre, enfermo, busca tranquilidad y dormir sólo. “Es muy estrecho y pequeño”, asegura. “Siendo sincera, mi situación no es la más adecuada para mi salud mental, estoy atrapada y no puedo salir”. A diario, revisa los anuncios para alquilar una vivienda, pero encuentra precios prohibitivos. “Me piden 2.00 euros por adelantado y 1.500 euros al mes, obviamente, no puedo pagar eso”, protesta.
“Mi padre y mi madre necesitan su espacio y yo también, para estar con mi hijo”. Está esperando que alguien la llame del Ayuntamiento de Carlow, donde reside. Se apuntó hace cuatro años a una lista para conseguir una de las viviendas sociales con alquileres o precios de venta asequibles. “Buscar una casa es ridículo, si te soy completamente sincera”, le dice al periodista, “son demasiado caros”.
El Gobierno irlandés va a presentar en pocos días un plan de vivienda con el que hacer frente a la crisis. “Ojalá haya casas que puedan entregar a las familias que lo necesitamos, especialmente a quienes tenemos hijos”.
“Una casa de dos habitaciones se vende por 325.000 euros… y necesita reformas”
Otra de las afectadas por esta crisis de la vivienda en Irlanda es Doireann Ni Chonghaile, que ajusta en su agenda todas las visitas inmobiliarias pendientes. “Nos han apuntado como posibles compradores de una vivienda en Crumlin, que es una localidad de Dublin, pero la casa cuesta 325.000 euros y hay que reformarla”.
Hace un año preguntó al banco por las opciones que tenía para poder pagar una hipoteca y le contestaron que debía ajustar el presupuesto. “Desde entonces no he dejado de buscar una vivienda, he llamado a inmobiliarias y he visitado muchas, con decenas de ofertas… cuando compras sola te enfrentas a parejas que están interesadas también y, claro, ellos tienen el doble de poder adquisitivo que tú… es desmoralizador”.
A pesar de su empleo, es funcionaria, y de que ahorra dinero en combustible ya que se desplaza en bicicleta, “no soy exigente con la ubicación de la casa”. Ha participado en varias pujas donde se sorprende de la cantidad de gente que está buscando una vivienda. “A veces se organizan visitas abiertas y cuando veo la demanda en relación a la oferta que hay me impresiona, las viviendas desaparecen pronto de los portales inmobiliarios”.
Lo que más le duele es la cantidad de tiempo que lleva pagando alquiler. “Podría tener ya abonada la mitad de la hipoteca”.
