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Una agricultura habla claro: “Dicen que pagamos mal, pero los agricultores pagamos lo que podemos porque la mayoría de las veces vendemos a precios ridículos”

Samanta denuncia los bajos márgenes que impiden a los pequeños agricultores ofrecer sueldos más altos y mantener empleo estable en el campo.

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Samanta, agricultora: “Dicen que pagamos mal, pero los agricultores pagamos lo que podemos” |TikTok (@paraisoverde18)
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
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El campo español atraviesa una de sus etapas más delicadas en décadas. Los agricultores afrentan unos costes de producción cada vez más altos, por la energía, el agua o los recursos y materiales agrícolas, mientras los precios que reciben por sus productos se mantienen estancados o incluso bajan. Esta falta de equilibrio está poniendo en riesgo la viabilidad de muchas pequeñas explotaciones familiares, especialmente en zonas como Almería, donde la agricultura intensiva sostiene buena parte de la economía local.

Ahora, los vídeos de Samanta, una agricultora almeriense con un pequeño invernadero familiar, se han viralizado en los últimos días tras denunciar la situación de los productores del campo. En su primer mensaje, denunció la situación de los agricultores, que venden sus productos “a precios ridículos” y sufren la presión de “supermercados e intermediarios”.

Samanta explicó que muchos pequeños productores no pueden ofrecer sueldos altos porque los márgenes son muy bajos. “Los agricultores pagamos lo que podemos porque la mayoría de las veces vendemos a precios ridículos”, denuncia. También comentó que la mayoría de trabajadores del campo son extranjeros y que es difícil encontrar personal estable, ya que muchos se marchan cuando logran regularizar su situación.

Unas declaraciones que se han malinterpretado

Tras la polémica que generaron sus palabras, la agricultora publicó un segundo vídeo para aclarar que no apoya la explotación laboral y que sus declaraciones habían sido malinterpretadas. “La frase “pagamos lo que podemos” me está pasando factura”, reconoció.

La almeriense subrayó que, aunque considera que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es insuficiente para el esfuerzo que requiere el trabajo del campo, los pequeños agricultores no pueden asumir sueldos más altos: “No creo que ningún agricultor pague menos del SMI, pero yo misma, como agricultora, el SMI lo veo poco para el trabajo del campo”.

Samanta también subrayó las dificultades para ofrecer empleo estable en explotaciones pequeñas como la suya. Explicó que su terreno es reducido y que, por tanto, “no puedo ofrecer jornada completa porque tengo muy poco terreno”. Aseguró que le resulta complicado encontrar personas dispuestas a trabajar media jornada, lo que la obliga a asumir sola la mayor parte del trabajo. Además, recordó que la actividad agrícola no es continua: entre una cosecha y otra hay meses en los que no se produce. “Esos meses sufro porque no entra dinero a mi casa y las facturas siguen llegando”, lamentó.

En su testimonio, Samanta pone de relieve la realidad familiar de muchas explotaciones de la provincia. Explicó que trabaja un invernadero de 4.000 metros cuadrados junto a su marido, que compagina su empleo con las tareas agrícolas. “Si entra a las 10 de la noche y sale a las 6 de la mañana se viene directamente a las 6 al invernadero a ayudarme”, relató. En su mensaje final pidió unidad en el sector: “Todos tenemos que luchar por el campo: los trabajadores, los dueños, los empresarios, los pequeños y los grandes agricultores”.