Pedro Sánchez continúa avanzando a paso lento pero firme hacia una nueva legislatura apoyada en el bloque de investidura, con los partidos independentistas y su alianza con Sumar, la refundación de Unidas Podemos. De acabar fraguando ese denominado ‘Gobierno Frankenstein’ que definió el exlíder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, las propuestas electorales y las peticiones de Junts, que se antoja clave, ERC o PNV permiten intuir las próximas medidas.
Tanto el presidente del Ejecutivo en funciones como Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda del Gobierno, también en funciones, confluyen en subir un grado de intensidad la política fiscal, aumentando impuestos. El impuesto de Sociedades, a las grandes fortunas o a las bancas energéticas apuntan ser permanentes.
Impuesto permanente a la banca y las energéticas
"Es justo que quienes, por el contrario, se han beneficiado de la subida de los precios y de los tipos de interés contribuyan a sufragarlas", declaró Díaz en los albores de las elecciones sobre este gravamen impuesto con motivo de la crisis inflacionista e ideado, en un principio, de forma temporal y con el que se han recaudado ya en torno a los 1.500 millones de euros.
"Evaluaremos la prórroga y ajustes de los gravámenes temporales sobre la banca y energéticas", recogía una de las líneas de la propuesta electoral del PSOE. Habrá que ver cómo encajan las peticiones del PNV, que solicitó que se impusieran sobre los beneficios extraordinarios y no sobre los ingresos, y de Junts, que reclamó, por su parte, un mayor porcentaje de ingresos para la Hacienda catalana.
En todo caso, si Sánchez logra reeditar su Gobierno, deberá moverse entre la fina línea de las nuevas reglas fiscales europeas, en el que la Comisión ha solicitado un aumento de los ingresos para equilibrar las cuentas, y la excesiva presión sobre los clientes o los usuarios, como alertó el Banco Central Europeo (BCE).
Ampliación del número de tramos impositivos
Sumar apuesta por elevar también la presión sobre la Renta, abogando por extender el número de tramos impositivos a partir de 120.000 euros. De esta manera, pretende establecer tipos impositivos crecientes que lleguen hasta el 52% (para rentas del trabajo superiores a los 300.000 euros anuales). Sin embargo, el PSOE no se ha pronunciado sobre esta potencial medida. Sí que lo hizo sobre nuevas bonificaciones y deducciones pero exclusivamente para las rentas más bajas, que aún debe determinar. Por su parte, no prevé deflactación alguna de los gravámenes del IRPF.
‘Hachazo’ fiscal a las grandes fortunas
Al igual que ocurre con el impuesto a las bancas o las energéticas, hay consenso para hacer permanente este gravamen, como ha deslizado el PSOE en distintos mítines de la campaña electoral, donde se deslizaba que este colectivo “siga contribuyendo a la justicia fiscal”. Sumar va más allá, pretendiendo aumentar hasta el 4% para los patrimonios superiores a los diez millones de euros. Con este impuesto financiaría parte de la medida estrella de Yolanda Díaz, la herencia universal.
Estrechar el nudo fiscal sobre las empresas
La idea de ambas formaciones políticas pasa por hacer efectivo el tipo mínimo del 15% en Sociedades establecido por la OCDE y la Unión Europea. Sin embargo, Sumar propone limitar la compensación de las bases negativas y limitar las deducciones, exenciones y correcciones de las que se benefician algunas compañías. Asimismo, idearon otro impuesto para los fondos y empresas que alquilan viviendas rebasando los precios de referencia de mercado.
"Armonización fiscal autonómica"
El nombre alude a la intención de suprimir las diferencias fiscales entre las distintas localidades o autonomías, como ocurre, por ejemplo, con el impuesto de Sucesiones y Patrimonio, que varía según el territorio. De esta manera, no podría bonificarse al 100% y se aplicaría un tipo mínimo en toda España.
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