Una jubilada de 74 años con una pensión de 1.050 euros obligada a trabajar para ayudar a su familia: “es lo que toca”

Carolyne Martin se jubiló a los 60 años, pero a los 74 se ha visto obligada a volver a trabajar para ayudar a su familia y poder hacer frente a los gastos de su hogar.

Carolyne Martin, de 74 años, trabaja para complementar la pensión
Carolyne Martin, de 74 años, trabaja para complementar la pensión The Sun
Francisco Miralles

Al jubilarnos, la pensión de jubilación suele convertirse en nuestra principal fuente de ingresos. Pero a pesar de ello, esta puede resultar insuficiente para cubrir los gastos básicos, encima si tenemos que ayudar a la familia. Aunque no en España, muchos jubilados se ven obligados a regresar al mercado laboral, sobre todo en países como Estados Unidos o Inglaterra. Este es el caso de Carolyne Martin, una viuda de 74 años que soñaba con disfrutar de un retiro tranquilo, pero que ha tenido que volver a trabajar para complementar su pensión y de paso, apoyar a su hijo y nietos. Desde su hogar en Milton Keynes, Inglaterra, Carolyne pasa sus días buscando empleos a tiempo parcial, un esfuerzo que califica como “necesario para mantenerse a flote”.

Tal y como relató en una entrevista para el medio The Sun, Carolyne Martin recibe una pensión de jubilación de 211 libras a la semana, lo que equivale a unas 914 libras al mes (al cambio son unos 1.101,97 euros). Esta cantidad, aunque suficiente para cubrir sus gastos más básicos, resulta insuficiente si además tiene que sostener a su familia y pagar las facturas. Debido a esta situación, ha tenido que ponerse a buscar trabajo a tiempo parcial en los sectores de ventas y contabilidad, áreas en las que tiene experiencia. “Busco trabajo constantemente porque la pensión no llega para todo”, confesó.

La pensión de jubilación no alcanza para cubrir los gastos básicos

A lo largo de su vida laboral, Carolyne trabajó en control de crédito, atención al cliente y ventas en tiendas de cocinas, además de ayudar en un negocio familiar que compartía con su difunto esposo. Aunque siempre vivió de manera frugal, la muerte de su marido en 2011 marcó un punto de inflexión. “Habíamos planeado jubilarnos juntos, vender nuestra casa y usar parte del dinero para complementar nuestras pensiones, pero los planes cambiaron de repente”, relata.

Tras la pérdida de su esposo y los gastos de su vivienda ya no se repartían entre dos, por lo que Carolyne se vio obligada a vender su casa y, más tarde, a mudarse a un alquiler. Ahora, comparte su casa con su hijo Darryl, de 48 años, y sus nietos adolescentes. “Nos ayudamos mutuamente con los gastos, pero incluso así los ingresos no dan para todo”, explicó.

El alquiler de la vivienda asciende a 1.500 libras mensuales (unos 1.808 euros al cambio), a lo que hay que sumar otros gastos como la factura de la luz, el gas o la cesta de compra. Carolyne calcula que, tras compartir gastos con su hijo, aún enfrenta un déficit mensual de unas 300 libras (360 euros aproximadamente). “No tengo más opción que trabajar. A esta edad no es fácil, pero es lo que toca”, lamentó.

Cada vez más jubilados deben volver al mercado laboral

La situación de esta jubilada no es única, y cada vez es más común ver a jubilados que deben regresar al mercado laboral. Aunque esta problemática no es tan frecuente en España, sí se da en países como Inglaterra o Estados Unidos. Como bien dice el dicho, “cuando Estados Unidos estornuda, España se resfría”, aunque es cierto que el sistema de pensiones español, consolidado en los últimos años, ofrece una mayor protección en comparación con el de otros países, muestra de ello son las últimas reformas aplicadas que garantizar el poder adquisitivo de las pensiones y una mayor revalorización para las pensiones más vulnerables.

En el caso de Carolyne, enfrentan a una espiral de crecientes precios debido a la inflación y el incremento de los costes básicos. “Los precios han subido tanto que, incluso con una pensión, no se puede vivir”, afirmó. Su experiencia se suma a la de miles de jubilados que han tenido que adaptarse a esta nueva realidad. Algunos incluso se refieren a sí mismos como “empleados de los setenta”, un término que refleja esta difícil etapa.

A pesar de las dificultades, Carolyne mantiene una actitud práctica y reflexiona sobre la importancia de enseñar a los más jóvenes a planificar su futuro financiero. “Es fundamental aprender a ahorrar y a gestionar el dinero desde temprano. No pensé que necesitaría tanto dinero para mantenerme a mí y a mi familia, pero es la realidad”, comentó.

Para esta jubilada, el trabajo no solo es una necesidad económica, sino también una forma de mantenerse activa. “Es agotador, pero me ayuda a no sentirme sola ni inútil. Trabajo porque debo hacerlo, pero también porque me da algo de esperanza” y termina diciendo “no puedo permitirme dejar de trabajar ahora, pero estoy haciendo todo lo que puedo para ofrecerles algo mejor a mis hijos y nietos”.

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