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Joan, de 77 años, jubilado: "Después de tantos años trabajando de carpintero, no me queda una pensión digna"

Además de ser jubilado es viudo y apenas le da la pensión para sobrevivir.

Joan, el jubilado y viudo, durante el programa
Joan, el jubilado y viudo, durante el programa |La clau per a viure - À Punt
Antonio Montoya
Fecha de actualización:
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Un hombre de 77 años jubilado se quedó viudo y, tras muchos años trabajando de carpintero, asegura no tener “una pensión digna” o al menos lo que necesita para vivir con cierta tranquilidad económica. Un caso más de un jubilado que busca soluciones ante una pensión baja que no le da para vivir, como el de Teresa, que tiene que compartir piso incluso para podr pagar el alquiler.

Joan dice encontrarse “solo y abandonado”, además de vivir en una angustia económica constante desde que falleció su esposa, ya que tiene que vivir con una pensión ajustada en el barrio de Ruzafa, en Valencia. Este jubilado busca una solución de futuro.

Su situación le hace participar en el programa La clau per a viure, donde busca que especialistas le aclaren qué opciones patrimoniales tiene a su alcance. En uno de sus episodios, el espacio de À Punt analiza diferentes formas para intentar vender su vivienda sin tener que dejar de residir en ella. Es uno de los dilemas que se plantea el protagonista.

La opción de la nuda propiedad o la hipoteca inversa

La clau per a viure le da dos alternativas cada vez más utilizadas por personas mayores que necesitan estabilidad económica sin renunciar a su hogar: la nuda propiedad y la hipoteca inversa.

Joan continúa viviendo en la casa que compartió con su esposa durante décadas. Ahora, tras su fallecimiento, quiere valorar la posibilidad de vender la nuda propiedad, lo que le permitiría recibir una suma de dinero inmediata y conservar al mismo tiempo el derecho de uso y disfrute hasta el final de su vida.

En la mesa de expertos participan Joaquín Serrano, notario con cuarenta años de trayectoria, y Elena Lafuente, agente inmobiliaria especializada en nuda propiedad. Ambos detallan en qué consiste esta modalidad, cuáles son sus beneficios y riesgos, y de qué forma puede afectar a la herencia.

El caso de Joan ejemplifica la preocupación de muchas personas mayores que buscan cómo conseguir dinero sin perder su vivienda. Otros, sin embargo, optan por la opción de no jubilarse y continúan trabajando a pesar de tener la edad de retiro.

El vecino de Ruzafa relata que siempre ha llevado una vida "muy activa" en un barrio del que no desea marcharse, porque allí permanecen todos sus recuerdos.

Tampoco tiene descendencia, lo que contribuye a que a veces se sienta solo, "en el abismo". Reconoce que con su pensión no puede permitirse "ningún capricho": "Tengo que estar pendiente del dinero que entra y del que gasto, saber lo que cuesta una manzana o una pera y comprar la más barata".

Rememora además cómo, cuando vivía con su mujer, disfrutaban de dos sueldos. Gracias a ello pudieron comprar la vivienda hace años, "cuando todavía los precios eran económicos". Entonces solían llevar una vida cultural activa: "Íbamos casi todos los domingos a los museos, a sesiones de conferencias. De vez en cuando, si nos permitía el dinero, hacíamos algún viajecito", comenta emocionado.

A Joan le encantaría permanecer "toda la vida" en su casa, aunque no quiere seguir vigilando cada euro que gasta. "Cuesta mucho", lamenta.

Por ello, considera que "sería interesante que un comprador adquiriese la casa, diese dinero y que este ingreso me ayudara a vivir mejor". Cree, además, que uno debe vivir "como quiere, sin malgastar el dinero, pero bien, con tranquilidad".

Lo que le aconsejan los expertos

Según Elena Lafuente, la nuda propiedad es una "buenísima noticia" porque "permite vender esa propiedad, pero que ellos puedan seguir viviendo el resto de su vida de una manera digna".

Explica que, aunque se trata de operaciones todavía "contadas", su número irá en aumento porque representan "una alternativa muy buena". Sin embargo, señala que el perfil habitual del comprador es alguien capaz de "apalancar" ese dinero durante años, generalmente inversores.

Al pedirle que aclare qué significa "apalancar", ofrece un ejemplo: "Si se valora el usufructo del piso de Joan en 300.000 euros, la persona tiene que tener la capacidad de tener parado ese dinero hasta que pueda hacer uso de ese piso".

Añade también que "normalmente las nudas propiedades son vitalicias, hasta que la persona fallezca, pero también hay temporales".

El notario Joaquín Serrano explica que la separación entre la nuda propiedad y el usufructo debe formalizarse mediante escritura pública, lo que proporciona seguridad jurídica, y posteriormente inscribirse en el Registro de la Propiedad.

"Realmente Joan se quedaría con el derecho de usufructo. Podría disfrutar, vivir, alquilar la casa y hacer lo que le dé la gana. Lo que pasa es que en estos contratos, lo primero que hay que mirar es la escritura y fijarnos en qué es lo que pactan las partes", puntualiza.

Vender sin mudarse

El episodio "Vendre sense mudar-se" (Vender sin mudarse) invita a reflexionar sobre la dignidad, la autonomía y la seguridad en la vejez. Es un espacio dedicado a analizar la planificación financiera durante la jubilación, la importancia de conservar la independencia y las alternativas disponibles para garantizar una vida digna.

El programa ilustra cómo el valor acumulado en la vivienda puede convertirse en bienestar y estabilidad sin que la persona tenga que abandonar su hogar. Se presenta así como una opción valiente y pragmática para asegurar una vejez tranquila y protegida.