La población cree o piensa de forma generalizada que las pensiones son más bajas de lo que realmente son. Según un informe elaborado por Funcas, el 66% de las personas encuestadas cree que la pensión media de jubilación es "algo" o "bastante" inferior al Salario Mínimo Interprofesional, cuando en el momento del sondeo la pensión media superaba ligeramente los 1.500 euros por catorce pagas, frente a un SMI que se sitúa en los 1.184 euros. La pensión media del conjunto (es decir, la que engloba las de jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en favor de familiares) del sistema rebasaba los 1.300 euros. Pese a ello, dos de cada tres ciudadanos sitúan la pensión por debajo del mínimo salarial.
El estudio, titulado “Preocupada y un tanto desorientada: la sociedad española ante las pensiones”, se basa en 1.200 entrevistas telefónicas realizadas entre el 1 y el 13 de septiembre de 2025 a personas de 18 a 75 años residentes en España, de las cuales 1.070 tenían nacionalidad española única, submuestra sobre la que se hace el análisis.
Apenas sabemos cómo se financian las pensiones
El desconocimiento se extiende también a la financiación del sistema. Solo el 49% identifica correctamente que las pensiones presentes se pagan con cotizaciones sociales de los trabajadores actuales, o bien con una combinación espontáneamente mencionada de cotizaciones e impuestos. El 51% restante apunta de forma equivocada a los impuestos generales o a las cotizaciones que pagaron los pensionistas cuando trabajaban.
La infravaloración de la pensión media es transversal por edades y sexos, lo que cuestiona la existencia de un conflicto intergeneracional entendido como percepción de "pensiones opulentas" en los mayores. Entre los jóvenes de 18 a 30 años, el 69% cree que la pensión media está por debajo del SMI, diez puntos más que entre los mayores de 60 años, donde ese porcentaje baja al 59%.
La preocupación por el futuro es elevada. Entre ocupados y parados, quienes declaran "mucha" o "bastante" inquietud por la suficiencia de su pensión superan el 60% incluso entre universitarios, y alcanza el 86% entre los hogares que dicen vivir mal o muy mal con sus ingresos. Esa ansiedad se asocia a la expectativa de recortes: dependiendo de la edad, entre un 60% y un 80% cree que dentro de diez años las pensiones serán más reducidas.
Rechazan subir la edad de jubilación
El rechazo a retrasar la edad legal de jubilación a los 70 años es abrumador. Tras mencionar el precedente de Dinamarca, las respuestas contrarias alcanzan hasta el 90% entre las mujeres y el 83% entre los hombres, con picos de rechazo del 96% entre las jóvenes de 18 a 30 años.
El sondeo también explora preferencias normativas. La sociedad se divide entre quienes optarían por un sistema más contributivo (el 51% cree que debería aproximarse a lo cotizado) y quienes priorizan una pensión suficiente con independencia de lo aportado (49%), con mayor inclinación a la contributividad entre varones, menores de 45 años y quienes muestran más interés por la información económica.
Pese al rechazo a elevar la edad legal, hay matices sobre la prolongación de la vida laboral. Tres de cada cuatro ocupados o parados preferirían no trabajar más allá de los 67 años, pero "una proporción no desdeñable" de quienes se jubilarán en los próximos 20 años consideraría hacerlo, y casi tres de cada diez jubilados verían con buenos ojos volver al mercado de trabajo compatibilizando salario y pensión. La materialización de esa preferencia, advierte el informe, dependerá también de la disposición empresarial a contratar perfiles sénior.
Para Elisa Chuliá, investigadora de Funcas, estos resultados dibujan una sociedad "preocupada y un tanto desorientada" en materia de pensiones, con un nivel de conocimiento bajo que dificulta un debate informado. Solo uno de cada ocho españoles acierta simultáneamente cómo se financian las prestaciones y si la pensión media está por encima o por debajo del SMI, una cifra que cae aún más entre las mujeres.
Treinta años después del inicio del Pacto de Toledo, la encuesta sugiere que el ruido informativo no se ha traducido en comprensión de lo básico, ya que quién paga las pensiones hoy, cuánto rinden y qué reformas serían necesarias para ajustarlas a la demografía y al empleo. Funcas termina diciendo que mejorar la educación financiera y la comunicación institucional es condición para un debate social más sereno sobre la sostenibilidad del sistema.

