Logo de Huffpost

Oswaldo Martín (75 años), jubilado con una pensión de 900 euros al mes: “Trabajé durante 22 años de 12:30 de la noche a 12 del mediodía por 1.500 euros”

Este jubilado compara su pensión con la de los autónomos y denuncia los bajos salarios y las horas no pagadas en algunos sectores.

Play
Oswaldo Martín (75 años), panadero jubilado con una pensión de 900 euros al mes |NoticiasTrabajo
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
whatsapp icon
linkedin icon
telegram icon

Oswaldo Martín, de 75 años, nacido en Argentina y residente en España desde hace 22 años, encarna la realidad de muchos trabajadores extranjeros que se jubilan tras carreras laborales construidas íntegramente en este país. Tras dos décadas trabajando como panadero en nuestro país, percibe una pensión de unos 900 euros mensuales, calculada en función de los años cotizados. “Me hicieron la jubilación de acuerdo a lo aportado (22 años). No es lógico, pero más no se puede pedir”, explica en una entrevista con NoticiasTrabajo.

A lo largo de la conversación, Oswaldo traza un retrato crítico del sistema, especialmente de la situación de los trabajadores por cuenta propia. “Peor están los autónomos. Tienen 30 o 40 años de aporte y se jubilan con 700 euros. Conozco mucha gente así”, afirma. Considera que el desorden laboral y las grandes diferencias salariales dificultan el acceso a pensiones dignas.

El jubilado compara además el poder adquisitivo entre países europeos. Su hija vive en Francia “y gana mucho más”, explica, aunque subraya que allí “todo vale más”. En su opinión, los sueldos en Almería, donde vive actualmente, “son medios bajos”, pero la vida cotidiana resulta “más barata” que en otros lugares.

Sacrificio, largas jornadas y horas extra no pagadas

Durante su etapa laboral, Oswaldo observa que la situación de los jóvenes depende en gran medida del sector en el que trabajan. “El que tiene un trabajo bueno no lo suelta”, afirma. En hostelería y en el comercio, sin embargo, denuncia que “a veces no te pagan las ocho horas” y que los salarios se ajustan estrictamente al mínimo.

Él reconoce que tuvo suerte y “gracias a Dios, con la empresa que di me salvé”. Pero señala que muchos compañeros no corren la misma fortuna. Sin embargo, el oficio de panadero fue, para él, un trabajo duro desde el inicio. “Cuando lo haces de joven lo soportas, pero cuando eres nuevo, si no tienes otra, hay que aguantar”, explica. La jornada era extensa y nocturna, “iba a las 12:30 o la 1 de la noche y me volvía como a las 12 del mediodía”.

En aquellos años cobraba “mil y pico euros, 1.500”, aunque lamenta que el sueldo real, teniendo en cuenta las horas extra no remuneradas, “tendría que haber sido de 2.000 o 2.500 euros. Pero, ¿quién te paga 2.500? En ningún lado”, resume.