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La Seguridad Social tiene un problema con el absentismo laboral mientras última cambios en las bajas médicas

Las horas no trabajadas por Incapacidad temporal han aumentado un 78% desde 2019 y el coste llegó a 29.114 millones en 2024; AMAT proyecta más de 32.000 millones este año, con una incidencia del 7% de horas pactadas, según Randstad.

Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones
Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones |Europa Press
Francisco Miralles
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Elma Saiz ha situado la incapacidad temporal (IT) en el centro de la agenda laboral y presupuestaria. El repunte del absentismo laboral tras la pandemia es sostenido y las horas no trabajadas por IT han crecido un 78% respecto al primer trimestre de 2019, según los últimos datos publicados en la web del Ministerio de Inclusión Seguridad Social y Migraciones a partir de series oficiales. En paralelo, la factura agregada de 2024 ascendió a 29.114,87 millones (15.014,63 millones en prestaciones a cargo del sistema y 14.100,24 millones de coste directo para las empresas), según AMAT; para 2025, las mutuas anticipan que el desembolso superará los 32.000 millones.

Tal y como recoge elEconomista, Seguridad Social ha solicitado a la OCDE un documento con propuestas para reducir la duración y frecuencia de las bajas. El Ministerio ha intensificado sus contactos con la organización y Saiz mantuvo en febrero un bilateral con Mathias Cormann en París, aunque ni el departamento ni la OCDE han difundido aún detalles públicos del encargo.

El Ministerio trabaja, además, en un paquete normativo. La propuesta más avanzada es la reincorporación progresiva tras bajas de larga duración (más de 180 días): durante 30 días, el trabajador volvería a media jornada, cobrando el 50% del salario y el 50% de la prestación. También se prevé ajustar la gestión del pluriempleo y reforzar el papel de las mutuas en procesos de más de un año, siempre con alta médica y acotación clínica. Estas líneas están sobre la mesa desde junio.

A la presión presupuestaria (el Banco de España calcula un alza del 78,5% del gasto en IT desde 2019) se suma el coste macroeconómico de la producción perdida. Umivale Activa y el Ivie estiman un impacto de 81.574 millones, el 5,4% del PIB. En el arranque de 2025, la tasa de absentismo se situó en el 7,0% de las horas pactadas (5,5% por Incapacidad Temporal), con más de 1,5 millones de personas ausentes cada día, de acuerdo con Randstad Research.

El patrón que dibujan las estadísticas y los informes académicos es triple y son el envejecimiento de la fuerza laboral, el deterioro de la salud (con alzas en salud mental y trastornos musculoesqueléticos) y la congestión sanitaria que alarga las recuperaciones. A cierre de 2023, la lista de espera quirúrgica marcó un récord de 849.535 pacientes y 128 días de demora media, una situación que, según los expertos, prolonga los procesos de Incapacidad Temporal.

Por su parte, la CEOE ha abierto la puerta a eliminar o transformar los complementos convencionales que algunas empresas abonan durante la IT. “es hora de transformar esos complementos”, defendió su responsable de empleo, Rosa Santos, al entender que pueden desincentivar la reincorporación. Los sindicatos rechazan esa vía y piden abordar primero los cuellos de botella clínicos y la prevención.

Un tránsito entre baja y reincorporación

El esquema planteado por Seguridad Social persigue acortar el tránsito entre la baja total y la actividad ordinaria, con un puente de 30 días a media jornada, tras el alta y con prescripción médica. El plan delimita patologías (graves o de larga evolución), exige contratos a tiempo completo o superiores al 80% y prevé seguimiento clínico. La medida ha recibido críticas de riesgo de presionar altas prematuras y apoyos por la mejora de recuperación y continuidad productiva. Aun así, queda por definir el catálogo de diagnósticos, la evaluación por resultados y el encaje con la prevención de riesgos.

El absentismo no es solo una estadística laboral, pues tensiona la sostenibilidad del sistema de protección social y la productividad. Las bajas de larga duración, que apenas suponen el 2,4% de los procesos, concentran el 34,1% de los días perdidos. El patrón de repetición también pesa: el 16,6% de los trabajadores acumula el 64% de los días de baja. Focalizar en duración, repetición y diagnóstico aporta más rendimiento que respuestas genéricas.