La guerra entre Gaza e Israel también afecta la economía de España

El conflicto entre Israel y Hamás amenaza con alterar el suministro de crudo desde Oriente Medio, del que depende considerablemente España. El mayor aumento de los precios de la gasolina y el diésel, la principal consecuencia.

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La guerra entre Gaza e Israel también afecta la economía de España EFE
Javier Martín

La guerra entre Israel y Hamás, que se ha recrudecido desde el 9 de octubre de 2023 y ha causado más de 1.200 muertos y afectado a dos españoles, tiene varias consecuencias para España, tanto a nivel político, económico como social. Más allá del impacto humanitario, diplomático y cultural que supone este conflicto, que lleva décadas sin encontrar una solución pacífica y justa para ambos pueblos.

Mientras el contingente español en el Líbano, que forma parte de la Fuerza Interina de Naciones Unidas (UNIFIL), está en alerta por el intercambio de cohetes y cañonazos entre milicianos de Hizbulá y el Ejército israelí en la zona de separación que patrullan los cascos azules,el Ministerio del Interior ha activado el nivel 4 de alerta antiterrorista y ha intensificado la vigilancia en lugares sensibles como embajadas, sinagogas o mezquitas.

Las consecuencias de la guerra entre Israel y Hamás para España

El conflicto, como el de Ucrania y Rusia, genera un impacto económico para España si el conflicto se prolonga o se agrava. Según varios expertos, la onda expansiva llegaría a la bolsa, la inflación, el precio del petróleo y un principio de riesgo de recesión.

Caída de la Bolsa

El enfrentamiento armado ha generado incertidumbre e inestabilidad en los mercados financieros, lo que se ha traducido en caídas de las principales bolsas mundiales. Por ejemplo, el principal índice de la Bolsa española, el IBEX-35, ha experimentado una caída. Los inversores también pueden buscar refugio en activos considerados seguros, como el dólar y el oro, lo que puede afectar a la economía española.
Según un informe de Bank of America, las tensiones geopolíticas en Oriente Medio suelen tener un impacto negativo en el rendimiento de las acciones globales, especialmente en los sectores de energía, defensa y turismo.

Presión de precios

El aumento de la violencia en la región ha provocado una subida del precio del petróleo, que es uno de los principales factores que influyen en la inflación. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el barril de Brent, de referencia en Europa, se ha encarecido un 10% desde el inicio de la guerra, superando los 90 dólares. Esto podría repercutir en un incremento de los costes de producción y transporte, así como en una mayor presión sobre los precios al consumo.

Asimismo, como señala ‘El País’, la guerra pone en riesgo las exportaciones españolas a Israel, que el año pasado ascendieron a más de 2.170 millones de euros. Las principales ventas de España a Israel incluyen vehículos, cerámica y moda. También puede tener un impacto en el sector tecnológico israelí, en el que España puede tener inversiones. Por otro lado, las importaciones de Israel a España fueron de algo más de mil millones de euros.

Escasez de petróleo

El conflicto entre Israel y Hamás amenaza con alterar el suministro de crudo desde Oriente Medio, que representa alrededor del 30% de la producción mundial. Además, existe el riesgo de que la guerra se extienda a otros países de la zona, como Irán, que es uno de los principales exportadores de petróleo. Esto podría provocar una escasez de oferta y una mayor demanda, lo que dispararía el precio del oro negro. Y en el bolsillo de los consumidores, un mayor sobrecoste de la gasolina y el diésel a la hora de repostar.

Freno al crecimiento económico

El aumento del precio del petróleo y la inflación podría tener un efecto negativo sobre el crecimiento económico mundial, especialmente en los países más dependientes del crudo, como España. Según el economista Gonzalo Bernardos, si el petróleo sube mucho, España caería en recesión, ya que se reduciría el consumo y la inversión de las familias y las empresas. Además, se deterioraría la competitividad de las exportaciones españolas y se incrementaría el déficit comercial.

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